Paolo Sorrentino observa la vida con los ojos de la belleza y la nostalgia, el arte y la elegancia, la sensualidad y el gozo, el sueño febril de la adolescencia y la tortura itinerante de la vejez. Su cine, embadurnado de sudor, inspiración, alcohol y juventud con arrugas, traspasa fronteras y horizontes hasta cautivar de un modo tremendamente personal. Es su vida, sí, pero cuesta entre poco y nada reconocerse en sus contornos.
Hablamos de un total de 9 largometrajes que componen una filmografía excesiva y grandilocuente, atrevida y desafiante, profundamente seductora y constantemente estimulante. No todo el mundo entra en ella, hay quien le define como poco más que un constructor de vacíos, pero, maldita sea, si conectas con ella tienes horas y horas de placer puro y duro.
En este especial, motivado por el estreno de su último trabajo, un 'Parthenope' que, lástima, no estaría dentro de lo mejor de su trayectoria, repasamos esos pasos artísticos que han elevado a Paolo Sorrentino al Olimpo de los cineastas europeos contemporáneos.
Todo Paolo Sorrentino, de peor a mejor
'Un lugar donde quedarse'
Road movie pintada con brocha gorda. 'Un lugar donde quedarse' tiene buenas ideas, algo que se da por hecho cuando uno se enfrenta a una obra de Paolo Sorrentino, pero quedan (muy) eclipsadas por la innumerable cantidad de zancadillas melodramáticas, gritonas y solemnes que se pone el propio director italiano en un libreto sin pies ni cabeza. Profundamente fallida, 'Un lugar donde quedarse' cuenta, además, con una de las interpretaciones más confusas y decepcionantes de un Sean Penn perdido para la causa.
'Silvio (y los otros)'
Puede que su versión original estrenada en Italia, la cual contaba con casi una hora más de metraje, contenga más aciertos y una visión más compacta e interesante de su polémico personaje principal, pero está claro que 'Silvio (y los otros)', la cinta que llegó a los cines de España, se queda corta en casi todos los sentidos. Se nota la tijera en un montaje que deja poco, poquísimo tiempo para respirar o reflexionar, cediendo todo el espacio a lo rocambolesco, disparatado y casi humorístico. Más, en este caso, es solamente más.
'El hombre de más'
Liderada por un incontestable Toni Servillo, 'El hombre de más' supuso el debut en el largometraje de un Paolo Sorrentino que firmaba además en solitario el que, a la postre, bien se podría celebrar como uno de sus mejores guiones. Un estreno profundamente teatral en sus formas, pero cinematográfico en su amplitud de miras, ambición y resolución. Un primer paso más que prometedor.
'El amigo de la familia'
Solamente por la interpretación de Giacomo Rizzo, desatada, sorprendente y vibrante, ya merece la pena acercarse hasta 'El amigo de la familia', pero es que, además, puede que estemos hablando de la gran joya escondida dentro de la filmografía de Paolo Sorrentino. La más excéntrica de sus obras. Y una de las más impactantes y atinadas. No hay plano malo, todo es belleza. Sucia, maravillosa, árida y deslumbrante belleza.
'Il Divo'
Uno de los 'anti-biopics' definitivos. De inicio a fin, 'Il Divo', película centrada en la figura del político italiano Giulio Andreotti, quien fue jefe del gobierno en siete ocasiones, nos trae a un Paolo Sorrentino tan desatado como coherente, tan libre como concentrado, tan salvaje como poético. Su dirección, fascinante en todo momento, te atrapa y no te suelta a lo largo de cerca de dos horas de cine que hipnotiza. Una película magnífica que termina de elevarse al infinito gracias a la histórica interpretación de Toni Servillo.
'Las consecuencias del amor'
Puede que, al igual que sucede con muchas de sus películas, por no decir todas, cueste un poco entrar en ella, pero, si finalmente logras acceder al corazón y sentido de 'Las consecuencias del amor', encontrarás una de las versiones más inspiradas de Paolo Sorrentino. Visualmente apabullante, su arranque es un baño de imágenes para el recuerdo, y con un reparto que funciona a las mil maravillas tanto en papeles protagonistas como secundarios, estamos ante una película notable en todos y cada uno de sus apartados.
'La juventud'
Michael Caine y Harvey Keitel. Paseando, charlando, durmiendo, despertando, negando y aceptando. Música de fondo, oxígeno para el alma, paisajes inabordables, almas en peregrinación. 'La juventud' está lejos de ser una película perfecta, ni una duda, pero es una de esas experiencias cinematográficas que van más allá. Que te miran directamente a los ojos. Que te hablan y cantan. Que te recitan y abrazan. Que duelen y sanan. Un Paolo Sorrentino a la altura de sus más grandes virtudes y alejado de sus más rotundos defectos.
'Fue la mano de Dios'
Paolo Sorrentino echa la vista atrás, agita el avispero de la memoria, busca en su baúl de los recuerdos y nos cede las llaves de su corazón, familia, amores, ídolos, santos y ambiciones en 'Fue la mano de Dios', su última gran obra hasta la fecha. Una propuesta que enamora sin reservas y que, a pesar de sonar a tópico, brilla en su condición de trabajo más personal de un director que se desnuda sin vergüenza ante el público. Tarea imposible la de enumerar la cantidad de escenas para el recuerdo que habitan en este diamante.
'La gran belleza'
Una experiencia sensorial fascinante a nivel visual y narrativo, hipnótica de inicio a fin, magnífica en su exceso y hermosa hasta el límite de sus posibilidades. Con 'La gran belleza', su obra maestra más celebrada e incontestable, Paolo Sorrentino imaginó y edificó un milagro cinematográfico realmente inolvidable desde las calles y las fiestas, las iglesias y los océanos, las terrazas y las resacas. Un clásico contemporáneo que sigue deslumbrando con la misma fuerza arrebatadora del primer día. Imposible sentir algo mínimamente parecido al cansancio a la hora de regresar a ella. Una y otra vez. El hechizo inagotable. La magia eterna de los monumentos inoxidables.