¡Cuidado SPOILERS!
*Este artículo desvela algunos detalles de la trama de 'BoJack Horseman', cuyos últimos episodios ya están disponibles en Netflix.
Recuerdo perfectamente el momento en el que 'BoJack Horseman' me rompió el corazón. Llevaba 10 episodios viendo una comedia surrealista de animación protagonizada por un caballo que habla, BoJack Horseman, estrella de una sit-com muy querida de los 90. Ese éxito lo había convertido en un hombre (caballo) rico y poderoso en Hollywood, y también en un juguete roto con una carrera y una vida tan artificiales, vacías e incómodas como un chiste de una sit-com de los 90. BoJack era alcohólico y drogadicto, abusaba casualmente de las mujeres sobre las que ostentaba algo de poder, como Diane, la joven periodista encargada de escribir su biografía, y maltrataba a la gente que lo rodeaba, ya fuera su leal representante, la gata Pryncess Carolyn, o un mendigo que acababa viviendo en su sofá y convirtiéndose en una mezcla entre su asistente y su mejor amigo, el humano Todd.
Parodiando los clichés de esas acartonadas comedias televisivas, los primeros 10 episodios de la serie creada por Raphael Bob-Waksberg destacaban por sus diálogos ácidos, una animación saturada de guiños que construían un rico universo propio poblado por humanos y animales antropomorfos, y una sátira deslenguada de la industria del cine y la televisión. Pero el undécimo capítulo, 'Final infeliz', mostraba a BoJack perdiendo el control con las drogas y el alcohol y teniendo una revelación. Había despedido a Diane por la imagen de él que había imprimido en su biografía, pero lo que le dolía era que la escritora viera todos sus defectos. "Me conoces mejor que nadie. ¿Crees que es demasiado tarde para mí? Necesito que me digas que soy una buena persona", le decía al final del episodio. La respuesta, un corte a negro y créditos, daba un giro de 180 grados a la serie, que se convertía en aquel momento en un profundo estudio sobre ese antihéroe que 'Los Soprano', 'Mad Men' y 'Breaking Bad' habían romantizado durante años en la televisión.
Desde ese momento, 'BoJack Horseman' ha sido una de las series más adultas de Netflix, y ha llegado a su fin hace unos días llevando al extremo su incómoda propuesta. Le ha venido bien, aunque suene mal, que durante sus años de emisión hayan salido a la luz numerosas noticias sobre hombres que han abusado de su poder en Hollywood y otras muchas industrias.
BoJack ha estado a punto de acostarse con una menor de edad, ha ayudado a una drogadicta a morir de sobredosis y ha convertido a una compañera de reparto en una actriz apestada en la industria. Por no hablar del daño constante que ha causado en los que lo rodeaban. Y en sus últimos episodios, Bob-Waksberg ha hecho que tanto BoJack como los espectadores nos enfrentemos a las consecuencias de sus actos: el caballo ha visto cómo su imagen se deterioraba de una forma parecida a la de Mel Gibson, cómo un grupo de universitarios en contra de la "dictadura de la corrección política" le ofrecían un refugio seguro como el que ha encontrado Louis C. K. y finalmente ha acabado enfrentándose a la justicia y yendo a prisión como Harvey Weinstein. Convirtiendo a BoJack, un personaje con el que nos identificamos, en un reflejo de esos hombres, la serie quiere que nos replanteemos qué dice de nosotros nuestra relación con BoJack. Quiere que estudiemos a BoJack, incluso que lo entendamos, antes de cancelarlo o perdonarlo, dos posturas opuestas, radicales y totalmente politizadas hoy en día en las redes sociales.
'BoJack Horseman' nos ha enfrentado con el mundo real en numerosas ocasiones, también en episodios en los que reflexionaba sobre el aborto de una famosa, cómo Hollywood se aprovecha e incluso monetiza tragedias como los tiroteos masivos, o con su constante exploración del luto, las adicciones y la salud mental. En una interesante entrevista en el podcast TV's Top 5 de The Hollywood Reporter, Bob-Waksberg sopesaba las distintas ramificaciones que los guionistas han tenido en cuenta a la hora de darle un cierre al personaje. ¿Debería BoJack ser un símbolo de la era del #MeToo y recibir un castigo ejemplar? ¿Debería redimirse? ¿Cuál es la línea entre verse a uno mismo reflejado en BoJack y usarlo como modelo para crecer y ser mejor persona, o en cambio utilizarlo como excusa para romantizar y fetichizar nuestros propios vicios y errores?
No hay una respuesta clara para esas preguntas, como tampoco la hubo nunca para la que imploraba nuestro querido antihéroe equino: ¿soy una buena persona? Al final de la serie, BoJack se queda solo, ajusticiado y sin confianza en sí mismo. Puede que Hollywoob le dé otra oportunidad porque, como dice Princess Carolyn "lo peor y lo mejor de las personas es que tienen muy mala memoria", pero él siempre tendrá la sensación de que en cualquier momento va a arruinarlo todo. "¿Pero qué le vas a hacer? La vida es una hija de puta y entonces te mueres", le dice resignado a Diane sobre un tejado mientras observan el despejado cielo nocturno de Los Ángeles. "Y a veces la vida es una hija de puta y entonces sigues viviendo", le responde Diane después de dejarle claro que nunca volverán a ser amigos, "pero es una noche bonita, ¿no?".
Entre lo inteligente y lo estúpido
En el séptimo episodio de la tercera temporada, BoJack y su equipo tenían que elegir el anuncio que utilizarían para sugerir a los académicos que votaran por él en los Oscar. Era un espejo vacío en el que BoJack se veía reflejado. Uno de los ejecutivos estaba en contra de la elección porque cuando él miraba al anuncio se veía a sí mismo, y no a BoJack. "¿No es esa la razón de esta película, que cualquiera podría ser Secretariat?", preguntaba BoJack haciendo referencia a su personaje en la producción. Finalmente elegían ese anuncio, pero al convertirlo en un cartel gigante sobre la autopista de Los Ángeles, lo único que reflejaba era el cielo, volviéndose un desperdicio de dinero e incluso un peligro público para la seguridad vial.
Si podemos extraer alguna lección de la historia de BoJack Horseman, ese caballo parlante que nos ha puesto un reflejo de nuestros demonios delante de nuestras narices, sinceramente no tengo ni idea de cuál es. En un momento del último episodio, Todd dice que quizá el arte no tiene ninguna razón de ser, y que por eso es arte. "No sé si estás siendo inteligente o estúpido", le responde BoJack. Eso es lo que define a 'BoJack Horseman' y seguramente lo que la ha convertido en una de las mejores series de la historia de Netflix como productora de contenido original.