La nostalgia se está apoderando de todo lo que rodea al estreno de 'Toy Story 4'. Es una nostalgia sana, que hace daño -como todas- pero que se recibe con entusiasmo y alegría. Es la última película de esa saga que no pasa de moda, que nunca lo hará, que conquista a generaciones y que consigue que muchos niños abandonen sus habitaciones todos los días convencidos de que sus juguetes están cobrando vida entre sus estanterías. El equipo de la película formado por el director, Josh Cooley, los productores Mark Nielsen y Jonas Rivera, y el Woody de carne y hueso, Tom Hanks, se han reunido en Barcelona para dar una rueda de prensa nostálgica, sí, pero también divertida, llena de bromas y complicidad, en la que han demostrado el buen engranaje que forman para que los juguetes funcionen.
"Hay mucho amor en el estudio hacia los personajes, todos los valoramos y hemos construido una familia en torno a ellos. Tenemos pasión y compromiso". "Algunos miembros del equipo vieron la primera película cuando tenían cinco años. Su implicación es especial porque están recordando su infancia", dicen Nielsen y Rivera, que, a pesar de la fortaleza con la que contaba la película, había dudas sobre una cuarta entrega. Woody y los demás se despidieron de Andy en la tercera parte, cuando él iba a la universidad y ellos se quedaban a formar parte de la habitación de Bonnie. "Mi madre me preguntó por qué hacíamos la película si la tercera fue tan buena y acabó tan bien", se reía Rivera. Pero si decidieron embarcarse en este proyecto fue porque tenían una historia que contar. El encargado de materializarlo fue Josh Cooley, que se estrenaba en la dirección de la saga, "cuando me lo pidieron había mucha presión por los tres fenómenos anteriores y lo que trataban de hacer era... una locura. Pero dimos con una gran idea y ha merecido la pena llevarla a cabo".
Cuentan los productores que hubo un momento en el que sabían que estaban siguiendo el camino correcto. Fue precisamente Tom Hanks el que les iluminó. Dice Rivera, dirigiéndose directamente a Hanks, como si no hubiera nadie escuchando, que "cuando Mark y yo, que estábamos muy nerviosos, vendimos esta versión de la historia, enseñando el guion y todo el material, llegamos al tercer acto y tú te sorprendiste y dijiste «¿Qué? ¡No me esperaba que fuera a pasar eso!». Ese fue el primer momento en el que tuvimos un halo de confianza porque queríamos esa sensación: conseguir que el público no se esperase lo que iba a pasarle a Woody". Completa Nielsen diciendo que cuando "has hecho a Woody durante 25 años pero sigues sorprendiéndote, es emocionante. Ahí es cuando pensé que realmente teníamos una película".
Hanks ha tenido el honor de ser el sheriff más querido de la gran pantalla durante 24 años. Le hemos visto enfrentarse a un juguete nuevo, descubrir el origen de su existencia e incluso abandonar a su compañero. "Woody ha sido siempre muy particular, ha vivido una metamorfosis muy diferente a cualquier otra que se haya hecho antes. Es un líder que se tiene que enfrentar a una crisis que cambia su visión del mundo. Todas las películas se han hecho con una versión diferente de esa idea (...) A diferencia de las otras encarnaciones de Woody, esta -la de la cuarta película- no se parece a nada que se haya hecho antes". Esta vez ha hecho falta cambiar al personaje desde dentro. Y no ha sido tarea fácil. Dice el actor que todo lo que ocurre en la película pasa por las manos de todo el equipo. En la primera película repartieron los guiones, pero ahora prefieren construir a los personajes entre todos. Los conocen y los han visto evolucionar por lo que no son capaces de imaginar un proceso mejor. Quizás haya sido esta la razón por la que la saga consigue desprender tanto compañerismo y amistad. Aún así, Hanks siempre se sorprende, "es muy diferente lo que nosotros hacemos en el estudio de grabación a lo que luego vemos. Además, en la película hay muchas partes sin diálogo que no vemos y que forman parte del proceso de animación. El resultado es siempre mágico y es lo que estos chicos son capaces de hacer, nosotros -los actores- solo les damos el material correcto para que puedan llegar".
En el hotel de la ciudad condal, en medio de los focos, las cámaras y las decenas de periodistas, es inevitable preguntar por el éxito que ha cubierto al fenómeno 'Toy Story'. Dice el ganador del Oscar (por 'Philadelphia' y 'Forrest Gump') que la factoría Pixar ha cuidado y respetado los tiempos de las películas: "No las han soltado sin más, no ha habido una película de 'Toy Story' cada dos años, sino que siempre que nos hemos puesto a hablar de una nueva, los chicos tenían una expresión de miedo en sus caras (...) Y es normal porque no queremos hacer una película que sea solo entrañable, o que solo sea buena". Puede que haya sido la manera que tienen de abordar los cambios, lo que les ha hecho mantener vivos a los personajes. Los cambios que ocurren en la vida de cualquiera y que, dice Hanks, a veces cuesta plasmar: "Hay películas que evitan la realidad de cómo la gente puede ser durante el cambio, no solo películas de animación sino películas normales también, y cómo el cambio de alguna manera es fácilmente aceptado o fácilmente superado. Una de las razones por las que me sumé a esta labor de hacer una nueva película (...) es porque había un cambio existencial real y auténtico para Woody y para la propia audiencia...". "Creo que es un milagro que estos juguetes que cobran vida cuando no hay nadie en la habitación, proporcionen esa catarsis a quien esté abierto a ella".
'Toy Story' y el futuro
Puede parecer curioso que una película de juguetes se estrene en plena era tecnológica. Los niños de hoy en día piden antes una tablet que cualquier muñeco que venga encerrado en una caja perdida que se encuentre en las estanterías de unos grandes almacenes. Pero ellos siguen luchando por un público infantil que, en el fondo, se divierte mucho más cuando se despega de las pantallas. Contaba Mark Nielsen, emocionado, que vio a un niño en Disney World ponerse a gritar cuando se le cayó al suelo su dinosaurio y que no se calmó hasta que sus padres lo recogieron y lo tuvo entre sus brazos otra vez.
Sobre qué harán Buzz Lightyear, Woody, Rex, Bo Peep y todos los demás, los productores piensan, guardan un breve silencio y anuncian: "No tenemos planes de un 'Toy Story 5'". Sin embargo, admiten que cualquier respuesta es poco coherente. Tampoco los tenían con la cuarta y ni siquiera con la tercera. Pero esta vez confiesan, "estamos agotados. Nos gustan estas historias y 'Toy Story' seguirá en Disney y en los parques, y en nuestros corazones". Tom Hanks aprovechaba para bromear, diciendo que probablemente un niño de cinco años que vea ahora la película en el cine, entrará a trabajar en los estudios Pixar en el año 2030 y dirá "tengo una idea para Toy Story 5". De paso, Hanks ha confesado que no será Geppetto en la adaptación de 'Pinocho' en carne y hueso, a pesar de que todas las quinielas gritaban su nombre.
Todo el equipo de la ¿última? película de la saga puede dormir tranquilo porque han conseguido llegar hasta el final de una carrera de fondo. 'Toy Story 4' llega el viernes 21 de junio a los cines de todo el mundo con una crítica que se ha rendido a sus pies. Acaba la trama, en otra casa y con otra niña, con la vuelta de Bo Peep y con nuevos juguetes que encarnan Keanu Reeves y Tony Hale. Se mantienen a la cabeza junto a Hanks, Tim Allen (Buzz Lightyear), Annie Potts (Bo Peep) y Joan Cusack (Jessie). Empezaba Hanks la rueda de prensa diciendo que de pequeño también tenía a su Woody particular: un astronauta americano que se llamaba 'Major Mad Mason'. Quizás la clave más sincera del éxito no sea más que conseguir una conexión con el público.