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CRÍTICA

'Transformers 3: El lado oscuro de la Luna', una guerra tan apoteósica como excesiva

El rey del exceso, Michael Bay, vuelve con su batalla más grandiosa y épica. Un despliegue tal de efectos especiales y exceso que corre el riesgo de terminar empachando.

Por Jesús Agudo Más 27 de Junio 2011 | 18:01
El redactor más veterano de esta web. Palomitero y fan de que las series estrenen un capítulo por semana.

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Michael Bay, rey del superlativo. No se conforma con todo, quiere más. Más explosiones, más acción, más humor… todo tiene que ser el doble que lo anterior. Pero, como ocurre con todo en grandes cantidades, lo mucho empacha.

Transformers 3 El lado oscuro de la Luna

'Transformers 3: El lado oscuro de la Luna' se convierte en lo más brutal que ha hecho el director prácticamente en su carrera. Atrás queda la tímida lucha entre robots en la autopista de la primera 'Transformers'. Para qué conformarse con eso cuando podemos llevar una invasión de alienígenas a Chicago y no dejar piedra sobre piedra. Abróchense los cinturones, los van a necesitar.

Sobresalientes efectos...

Dos horas y media de deleite visual que, admitámoslo, es una auténtica obra de arte de los efectos especiales. La pasión que siente Bay por el explosivo se deja ver en la larga batalla que, en general, suele mantener con soltura nuestra atención, por muy larga que se tercie. Un impresionante uso del ordenador, junto a una gran número de nuevos robots y el despliegue militar que sólo el país de las barras y las estrellas podría realizar simplemente por entretenimiento convierten la segunda mitad de la película en una coreografía muy ensayada, una maravilla del cine de acción.

Antes de continuar, ¿3D o no 3D? Nos encontramos ante una reconversión, es decir, no está grabada así, por lo que lo que podría haber quedado como un festival de fuegos artificiales se queda en unos pocos detalles destacados, la incomodidad de las gafas no compensa el disfrute tridimensional.

Transformers 3 El lado oscuro de la luna

...Y nada más

Habiendo despachado la parte de acción, ¿qué nos deja? Una introducción excesivamente larga y unas escenas de humor que bajan el nivel de la primera entrega. Es aquí donde se nota que la franquicia ha perdido la frescura que la llevó al número uno de la taquilla de improvisto. El ritmo es muy tedioso, y para cuando empieza lo bueno se puede notar un cierto cansancio en el espectador. ¿Dejar lo mejor para el final? Obvio, pero también hay que saber captar la atención del público desde el comienzo, cosa que a 'Transformers 3' le cuesta hacer.

Las escenas de Shia LaBeouf con su familia tienen una cierta sensación de dejá vu, y la llegada de Rosie Huntington-Whiteley no deja de ser para ocupar el espacio de póster de camionero que Megan Fox dejó libre al creer que realmente su personaje estaba para algo más que para lucir palmito. La actriz británica lo tiene más claro, por eso grita, pone morritos y se mete de lleno en su papel de mujer trofeo. En el fondo, todos sabemos que muchos detalles de esta saga parecen salidos de una charla de amigotes.

Actores de renombre como Patrick Dempsey, John Malkovich o Frances McDormand se apuntan al banquete de destrucción de Bay por dos sencillas razones. La primera, es dinero fácil, triunfo asegurado. La segunda, les permite realizar un trabajo sencillo por el que no van a sudar la gota gorda, interpretativamente hablando. Es una cinta de acción, nadie se fija en la actuación. Ellos saben perfectamente que las estrellas son Optimus Prime y compañía.

Nuevos robots toman protagonismo en pantalla, chupando cámara casi más los Decepticons que los Autobots. Alguna que otra adquisición menor pero que intenta dar el toque de humor que, sinceramente, no consigue. Nacieron para pelear, lo demás es excesivamente artificial, incluso viniendo de robots alienígenas. Eso sí, menudo garaje el de Bay, el sueño de todo amante de los automóviles.

Sin más distracciones

La trama es, como esperábamos, bastante sencillita, que vamos a ver volar cosas, no a calentarnos la sesera. Un poco de patriótico pasado, una gran conspiración y espionaje, algo de traición, todo rodeando la idea del bien contra el mal de nuevo. Una tecnología que podría haber cambiado el curso de la guerra entre autobots y decepticons vuelve a entrar en juego, y para variar nosotros estamos en medio.

Transformers 3 El lado oscuro de la Luna

Si los disparos y explosivos nos dejan oírla, la banda sonora vuelve a ser una épica composición de Steve Jablonski que es para quitarse el sombrero, y vuelven a buscar grupos de la talla de Linkin Park o los mismísimos U2 para desgarrar cuerdas además de edificios.

Definitivamente es un gran salto cualitativo con respecto a la olvidable segunda parte. Michael Bay pone todos sus esfuerzos destructivos en esta película por si deja aparcada la saga a partir de ahora, el final pues no podría ser más apoteósico. Otra demostración de entretenimiento para estos calurosos meses que no resulta tan refrescante como la primera. ¿Su problema? Demasiado de todo: demasiado larga, demasiado facilona, demasiado extravagante... Sólo apta para estómagos fuertes.