A diferencia de otros oficios, los actores no tienen por qué aminorar el ritmo a medida que avanza el tiempo. Alan Arkin pertenece a ese lujoso grupo de actores veteranos que dotan de vida a la pantalla y que no piensan pisar el freno. El actor ha participado en más de un centenar de proyectos en sus seis décadas de carrera, a lo largo de las cuales se ha dado a conocer a diversas generaciones y ha brindado interpretaciones para el recuerdo.
Arkin ha sabido destacar tanto en roles protagonistas como secundarios, aunque en esta última etapa se haya afincado más en la segunda categoría. Los directores de la nueva generación han aprovechado cada átomo del talento del neoyorkino, que domina tanto el drama como la comedia. De hecho, fue uno de los engranajes del popular grupo de improvisación Second City, establecido en Chicago, en el que participó a comienzos de los sesenta.
Desde entonces ha participado en docenas de películas, algunas más memorables que otras, y sigue contando con el apoyo de sus compañeros de profesión. Este mismo año le veremos en 'Un golpe con estilo', junto a Michael Caine y Morgan Freeman; un épico trío de actores que son historia viva del cine. Por si te cuesta ponerle cara a Arkin o simplemente quieres recordarle como se merece, hemos seleccionado algunos de sus mejores trabajos:
Tu cara me suena: Alan Arkin
'¡Que vienen los rusos!' (1966)
Arkin no pudo debutar con mejor pie en el cine. Su primer papel acreditado en la gran pantalla le valió también su primera nominación a los premios Oscar. Una hazaña que le acerca a la épica de Orson Welles o James Dean, que cosecharon el mismo honor con su primer trabajo. Norman Jewison le dio la oportunidad a Arkin de encarnar al teniente Rozanov, el militar soviético que protagonizaba esta sátira sobre la Guerra Fría. Su misión era conseguir ayuda para desencallar el submarino ruso que había quedado paralizado en la costa este estadounidense. Uno de esos papeles que ponían sobre la mesa el sinsentido del conflicto periférico entre las dos potencias hegemónicas; inquietud que tan vigente sigue hoy en día.
'Trampa 22' (1970)
Poco después siguió transitando por el bélico con 'Trampa 22'. El film de Mike Nichols quedó relegado a un segundo plano por el fenómeno generado por 'M.A.S.H.', que se acercó a la guerra con mayor desparpajo. En todo caso, 'Trampa 22' es una película a reivindicar, con un excelente Arkin en la piel del capitán John Yossarian. Basándose en la clásica novela antibelicista de Joseph Heller, Nichols mostró una cara de la guerra rara vez explorada en el cine, con unos soldados (Martin Sheen, Art Garfunkel, Anthony Perkins) tan extravagantemente humanos que era imposible no sentirse cercano a ellos. Entre ellos, Yossarian se lleva la palma. Un piloto que hará todo lo posible por escapar de la II Guerra Mundial. De nuevo una sátira muy acertada para el momento en el que se produjo, y aún más para nuestros tiempos.
'Eduardo Manostijeras' (1990)
En esta obra maestra de Tim Burton, Arkin era el cabeza de familia de los Boggs, la familia que acogió a Edward cuando abandonó la soledad de la colina. Su casa fue el refugio del personaje interpretado por Johnny Depp, en un vecindario donde no todo el mundo estaba predispuesto a recibir con cariño a ese extraño individuo. Este fue un rol mucho más secundario que los anteriores, pero relevante para el desarrollo del protagonista, al empujarle a no sentir miedo de lo que había más allá de las puertas de la casa. También influyó en el descubrimiento de Edward de sus fascinantes habilidades como peluquero.
'Éxito a cualquier precio' (1992)
Esta adaptación de 'Glengarry Glen Ross', la obra de teatro de David Mamet, contó con uno de los mejores elencos de la década de los noventa. Al Pacino, Jack Lemmon, Alec Baldwin, Ed Harris, Kevin Spacey... y Alan Arkin, por supuesto. Su personaje, Aaronow, era una pieza clave a la hora de plantear el punto de giro de la película, el robo de los contactos comerciales, aunque el prrotagonismo recayera más en Lemmon y Pacino. Sin embargo, Arkin mantuvo su presencia habitual ante la cámara y supo jugar su papel en esta trágica radiografía del hostil mundo de las ventas.
'Pequeña Miss Sunshine' (2006)
El que quizá sea el mejor papel de su carrera y su único premio Oscar le llegaron de la mano de Michael Arndt, el oscarizado guionista de 'Pequeña Miss Sunshine'. En la película de Valerie Faris y Jonathan Dayton, Arkin interpretó al elemento caótico y sincero de la familia, al abuelo Edwin, que apoyaba a su nieta en su sueño de presentarse al concurso de belleza infantil. Aunque su personaje se bajara de la película a mitad de camino, su influencia era absoluta, por sus descarados diálogos y por promover la maravillosa actuación de Olive en el concurso, riéndose de la falsedad que representan esos certámenes.
'Superagente 86 de película' (2008)
Poco tardaría en repetir con Steve Carell, ya que dos años después encarnó al jefe del agente 86. Esta revisión de la serie creada en los años sesenta por Mel Brooks y Buck Henry fue un moderado éxito de taquilla, dando visibilidad a Arkin en una gran producción de estudio. El actor aprovechó la oportunidad y no pudo quedar más convincente como figura de poder en esta comedia, que se estrenó el mismo año en el que pudimos verle en 'Una pareja de tres' y 'Sunshine Cleaning', compaginando las propuestas comerciales con las independientes.
'Argo' (2012)
Si la última edición de los Oscar se recordará por el desastroso fallo a la hora de anunciar la película ganadora, la de 2013 quedó grabada en la memoria por la victoria de 'Argo' tras el rechazo a Ben Affleck en la categoría de director, ya que ni siquiera fue nominado. De las siete candidaturas a las que optó la película, tan solo una estaba relacionada con el apartado actoral, y el elegido fue Alan Arkin. Su encarnación del productor de cine que organiza un falso rodaje, al que se recurrió como tapadera de la misión de rescate, fue la más alabada de una película que contaba con un gran reparto. Además, su personaje es el que acuñó la frase "Argo fuck yourself", así que jamás podremos olvidarnos de él.
