Se atribuye a Steven Spielberg la creación del primer blockbuster veraniego a mediados de los 70 con 'Tiburón'. O al menos el asentamiento de una fórmula que alcanzó su cénit en los 90 con el cine de catástrofes. Espectáculos de acción y destrucción en la gran pantalla que nos invitaban a refugiarnos del calor en una fría sala de cine para escapar de la realidad básicamente viéndola saltar por los aires.
'Independence Day', 'Volcano', 'Godzilla', 'Armageddon' o 'Deep Impact' son algunos ejemplos claros de este tipo de cine. Pero sin lugar a dudas, una de las películas de catástrofes más emblemáticas de los 90 es 'Twister', cinta de 1996 dirigida por Jan de Bont y protagonizada por Helen Hunt y Bill Paxton como cazadores de tornados que, casi 30 años después (y con el mundo sumido en un inicio de Apocalipsis continuo), regresa con una secuela tardía para llevarnos de vuelta a esos divertidos veranos.
En lugar de realizar un remake o una secuela directa con personajes de la primera entrega (o sus hijos), 'Twisters' se presenta más bien como un reboot con nuevos personajes que recogen el testigo para actualizar la historia y continuarla sin que sea necesario haber visto (o revisionado recientemente) la anterior. Es decir, lo que tenemos aquí es una "legacy sequel" que, pese a repetir premisa y estructura, no parece muy interesada en conectar con lo anterior a base de guiños y cameos, sino que lo que se propone es traer su legado a 2024 con una historia autónoma y sin abusar de nostalgia.
Glen Powell y Daisy Edgar-Jones encabezan el reparto, interpretando a Tyler y Kate, dos polos opuestos que se aproximan al estudio de los tornados con visiones muy distintas. Él es un influencer que se dedica a grabarse con su equipo adentrándose en los tornados en busca de aventuras y emociones fuertes. Ella es una antigua cazadora de tormentas que, después de una tragedia, se recluye para estudiar los patrones meteorológicos desde la seguridad de sus pantallas en Nueva York, hasta que Javi (Anthony Ramos) reaparece a su vida para pedirle que le ayude a probar un revolucionario nuevo sistema de rastreo, lo que la lleva a volver al campo en plena temporada de tormentas. Kate y Tyler chocan fuertemente por sus métodos, pero tendrán que aliarse para sobrevivir a las tormentas más terroríficas que jamás han vivido, y que amenazan con destruir el centro de Oklahoma.
'Twisters' es lo que pasa cuando una secuela de estas características tiene a su cargo un equipo que sabe exactamente qué hacer con el material que tiene entre manos. A priori, puede sorprender encontrarnos en la silla del director a Lee Isaac Chung, cuyo anterior largometraje fue la intimista 'Minari. Historia de mi familia', drama familiar nominado a seis Oscar en 2021. Pero viendo la película todo cobra sentido. Chung (que, por cierto, ya hizo sus pinitos en las superproducciones con 'The Mandalorian') está ahí para asegurarse de que 'Twisters' no se pierda en la atronadora vorágine de acción, algo que suele ocurrir a menudo en este tipo de películas. Y lo hace apoyándose fuertemente en los personajes, sin olvidar la humanidad necesaria para conectar con el espectador.
Glen Powell se confirma una vez más como una de las estrellas más carismáticas y talentosas de la nueva ola de Hollywood, alumno aventajado de Tom Cruise que brilla en tanto en la acción de alto voltaje como en las cortas distancias, donde su química con Edgar-Jones bombea buena parte del film. Pero aquí el protagonismo se lo lleva ella, con una interpretación sobresaliente que ancla la historia y hace que sea algo más que una mera sucesión de set pieces. El eslabón débil son los secundarios que (con la excepción de una entrañable Maura Tierney), no son más que caricaturas planas, irritantes y estridentes.
No tenía por qué ser tan buena, pero lo es
'Twisters' sigue al pie de la letra los preceptos del blockbuster veraniego y el cine de catástrofes. Esto quiere decir que sabe perfectamente lo importante que es clavar la acción y elevar el listón con cada set piece, con mucho ritmo y altas dosis de adrenalina, hasta llegar a un clímax verdaderamente impresionante. Aquí, además, Chung se pone otro reto que no siempre se supera en este tipo de películas: no aburrir al espectador en los momentos de calma y conseguir que los personajes (al menos los dos protagonistas) nos importen.
La película empieza por todo lo alto, con un impresionante prólogo que ya desde los primeros minutos sabe captar la esencia del género y zarandear al espectador para ponerlo en situación y advertirle de lo que viene. A partir de ahí, el film equilibra y dosifica perfectamente la acción con los momentos de introspección, historia y desarrollo de personajes. Con unos efectos visuales de lo mejor que se ha visto recientemente en una pantalla de cine, una excepcional banda sonora y diseño de sonido, un sentido de la épica apabullante y un magnífico manejo de la tensión, 'Twisters' nos da justo lo que buscamos en este tipo de películas: evasión, entretenimiento puro y espectáculo. Y luego decide no plantarse ahí y nos ofrece incluso más: calidad, emoción y mensaje.
Porque además de hacernos vibrar (literalmente si la veis con un buen sistema de sonido) en la butaca con la acción y hacernos sonreír con su humor y su acertado componente de comedia romántica, 'Twisters' incluye una faceta concienciadora que conecta la fantasía de la superproducción con la realidad de los tornados en Estados Unidos. Si bien el mensaje de crítica a las corporaciones que se aprovechan de las tragedias -y que se pueden aplicar a tantos otros casos, ámbitos y países- es un tanto simplón, este elemento de denuncia está bien hilado en la trama, convirtiendo a sus personajes en héroes en más de un sentido y a la película en algo más que un blockbuster de acción.
Con este reinicio, 'Twisters' construye los cimientos de una nueva saga en potencia sin perder su individualidad y sigue los pasos de 'Top Gun: Maverick' (curiosamente, ambas tienen en común a Glen Powell) para enseñarnos a la audiencia y a Hollywood cómo se hace un blockbuster palomitero, con una secuela legado que no solo recupera y actualiza el espíritu de la original, sino que además la supera con creces. Lo que viene siendo encontrar la tormenta perfecta.