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CRÍTICA ECARTELERA

'Un regalo para papá y mamá': ¿Y si mañana fuera hoy?

DeAPlaneta trae esta comedia familiar protagonizada por Greg Kinnear e Isla Fisher. En cines a partir del 30 de agosto.

Por Marcos Vasco Martín-Grande Más 30 de Agosto 2024 | 09:10

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Mason Shea Joyce, Isla Fisher y Easton Rocket Sweda en 'Un regalo para papá y mamá'
Mason Shea Joyce, Isla Fisher y Easton Rocket Sweda en 'Un regalo para papá y mamá' (DeAPlaneta)

El ser humano está obsesionado con la posibilidad de volver al pasado y detener su presente. Han sido numerosas cintas las que han mostrado a individuos sumidos en un día a día que no hace más que repetirse, una vez tras otra. 'Atrapado en el tiempo', 'Feliz día de tu muerte' o 'Palm Springs' son algunos de los títulos que se han valido de una estrategia sustentada en la reiteración, pero con pequeños cambios puntuales y ruptura final. Es en esta lista en la que se integra 'Un regalo para papá y mamá', que está en las salas españolas, de la mano de DeAPlaneta, desde el 30 de agosto.

El nuevo largometraje de Christian Ditter, responsable de las comedias románticas 'Los imprevistos del amor' y 'Mejor... solteras', pone el foco en una pareja, formada por Greg Kinnear ('Pequeña Miss Sunshine') e Isla Fisher ('Ahora me ves...'), al borde de la separación. Lo que se cuenta son las intentonas de su hijos, encarnados por el debutante Easton Rocket Sweda, Shay Rudolph ('El club de las canguro') y Mason Shea Joyce ('Chicas buenas'), para detener la ruptura familiar. Para ello, cuentan con un aliado especial, un viejo reloj que permite retroceder el tiempo.

Isla Fisher y Greg Kinnear en 'Un regalo para papá y mamá'
Isla Fisher y Greg Kinnear en 'Un regalo para papá y mamá' (DeAPlaneta)

El dispositivo de la película es claro: cada vez que se vuelve al día fatídico, en el que Eric y Jen comunicarán a sus descendientes el fin de su convivencia juntos, el libreto de Jay Martel ('Dale duro') aborda la historia desde el punto de vista de un personaje distinto. Hasta aquí, aunque tampoco sea especialmente novedosa, la idea se puede comprar. Sin embargo, el primer problema reside en la forma en la que confluyen las distintas partes. A pesar de vernos obligados a suspender la credibilidad para entrar en el juego, que seamos conscientes de nuestra estancia en un entorno al fin y al cabo fantástico, existen lagunas de guion - cómo puede ser que los niños no olviden que el día se repite una y otra vez, que no se reinicien sus mentes solo por conocer el poder del objeto que tienen entre manos, y los adultos ni lo vean venir - y situaciones inconexas sin explicación alguna - por qué Fisher lleva en bucles completos ropa deportiva azul y en otros se cambia a la mitad por prendas más elegantes -.

Siempre el cine

En líneas generales, tampoco funciona la comedia. Ditter y Martel han debido pensar que ver a tres criaturas destrozando una casa a martillazos, pisar los excrementos de un perro o robar móviles a bordo de un hoverboard ocultándose bajo una máscara de Bumblebee son situaciones graciosas. Pero la realidad es otra. La carcajada solo asoma cuando el largometraje se olvida del humor blanco y apuesta por el metacinematográfico. Instantes que tienen que ver con Denzel Washington y su protagonismo en 'La tragedia de Macbeth' o la charla en un coche entre amantes, vehículo para reírse de la representación que el séptimo arte realiza de los encuentros románticos. También posee alguna cuestión de interés, como cuando se aborda la forma en la que comunicar a los hijos el divorcio de sus padres, que podría haber contado con mayor desarrollo.

Por supuesto, 'Un regalo para papá y mamá', ya lo indica su nombre, es altamente predecible y, a la espera de que el gritado happy end se materialice, lo único que queda es disfrutar del innegable encanto desprendido por Kinnear y Fisher, nunca eclipsado por unos personajes infantiles que, al contrario que en muchas otras producciones con niños poseedores de grandes capacidades intelectuales, nunca resultan cargantes. Y bueno, que el asunto tan solo requiere de 86 minutos.

5
Lo mejor: El encanto de Kinnear y Fisher, los chistes meta y su duración.
Lo peor: Los errores de guion, las situaciones inconexas y una comedia que rara vez funciona.