El nombre de Damon Lindelof a poco nos sonaría si no fuera por esas cuatro letras que marcaron la historia de la ficción televisiva estadounidense para siempre: 'LOST'. Desde entonces muchos son los que lo han idolatrado y otros tantos los que, exhaustos, han decidido tachar para siempre sus propuestas. Como si de un dios se tratase, el guionista y ejecutivo de televisión ve marchar a sus feligreses mientras otros continúan eclipsados por la magia de sus líneas argumentales.
Aunque su primer gran proyecto fue la policial 'Crossing Jordan', lo cierto es que el creador no se propuso en serio eso de volvernos locos hasta el 2004. 'Perdidos' sembraba nuevas incertidumbres sin pararse a cerrar las ya abiertas pero convirtió sus contundentes seis temporadas en un auténtico fenómeno de masas. La ficción llegaba a la televisión de decenas de países mucho antes de que las pugnas en Poniente de 'Juego de Tronos' coparan todas las conversaciones y dispararan entre los serieadictos el riesgo de 'spoiler'.
Un grupo de viajeros de un vuelo siniestrado en una isla en mitad de ninguna parte marca el inicio de la serie y aunque al principio no eran pocos los misterios, con el paso de las temporadas fueron más y más y, por qué no reconocerlo, algunos de ellos sin resolver. Muchos son los que aún lamentan la famosa rueda que aparece al final de la tercera temporada, ya que cambió el transcurrir de los hechos, literalmente.
Pero aunque el nombre de Lindelof vaya unido necesariamente al de 'Perdidos', en los últimos años su coqueteo con el cine y sus últimas producciones televisivas se han encargado de aportar lo que se conoce como "un sello propio". Su primera incursión en el largometraje llegó con la arriesgada 'Cowboys & Aliens', que dividió a la crítica. El guionista siguió y dio forma a una superproducción a medio gas llamada 'Prometheus' que, aun contando con un reparto de lujo y todas las garantías de un director como Ridley Scott, muchos fueron los que esperaban algo más.
Quizá ese algo más llegó por fin con 'Star Trek: En la oscuridad', la esperadísima entrega de una de las sagas más míticas. El proyecto aprobó con buena nota. Quizá la culpa la tuvo la (habitualmente) infalible combinación J.J. Abrams-Lindelof, ambos co-creadores de la emblemática 'Perdidos'. Después de esto, los proyectos parecían firmarse solos. Y sí, 'Guerra Mundial Z' costó que saliera adelante, pero otros como 'Tomorrowland: El mundo del mañana' se nos vinieron encima casi sin darnos cuenta y bajo el más absoluto secretismo.
El regreso a la televisión
Entre la fe y el descrédito se mueve ahora el creador, quien con 'The Leftovers', una producción excelente e historias cargadas de emoción y simbología, ha vuelto a mirar el panorama televisivo desde lo más alto. La ficción, que habla de desapariciones repentinas pero casi sin hablarnos de ellas, repite muchos de los patrones de éxito que encumbraron a 'Perdidos': es pretenciosa pero no nos molesta, presume de una producción al más altísimo nivel, se percibe el misticismo y nos gustan las caras que vemos (o las odiamos a partes iguales).
Afortunadamente, todo apunta a que no veremos una rueda en la tercera temporada de la serie, quizá porque sepan cortar a tiempo, quizá porque 'The Leftovers' es una rueda del tiempo en sí misma. Atento a estas otras muchas veces en las que Damon Lidenlof fue capaz de jugar con nuestra mente, y nuestra paciencia.
6 veces en las que Damon Lindelof nos ha tomado el pelo vilmente
'Perdidos'
¿Por dónde empezar? ¿Por el oso polar en una isla del Pacífico? ¿Por la aparición de un barco en mitad de una isla? ¿Por el humo negro? ¿Por 'Los otros otros'? Lo cierto es que 'Perdidos' se propuso muy en serio eso de volvernos locos de remate. Aunque muchos detractores achacan a la famosa rueda del tiempo que aparece en el final de la tercera temporada el declive de la serie, otros muchos se dejaron llevar con los viajes en el tiempo. ¿O acaso dichos viajes no dieron momentazos como el mítico "Not Penny's boat"? ¿Tomadura de pelo? Quizá. Pero aún rozando el límite de lo razonable y admisible, nos encantaba. Y sino solo basta recordar la emoción que sentíamos cada vez que aparecía una nueva estación Dharma, el falso proyecto científico que más camisetas ha sacado a la calle en los últimos tiempos.
'Cowboys & Aliens'
"¿Mezclar una película de ambientación histórica con una invasión alienígena más propia de las cintas futuristas? ¿Por qué no?". Eso debió pensar Lindelof, a quien una mezcla semejante no debió sonarle nada mal en su cabeza. Sobre el papel tampoco había quedado nada mal, y como prueba está la novela gráfica homónima escrita por Fred Van Lente. Pero en pantalla... no todo fueron buenas opiniones. En este film se enfrentaba al reto de aunar dos conflictos muy diferentes y difícilmente coincidentes en las grandes producciones norteamericanas: indios peleaban contra vaqueros en el viejo Oeste de 1873 mientras plantaban cara conjuntamente a una inminente invasión alienígena. Casi nada.
'Prometheus'
Era un reto difícil eso de tomar las riendas narrativas de la que se vendió como "la precuela" de 'Alien, el octavo pasajero'. Aunque Ridley Scott se encargó de decir por activa y por pasiva que la nueva cinta y su clásico de la ciencia ficción sólo compartían "cadenas de ADN", es posible que las expectativas generadas en torno a la misma le pasaran por encima. Pero lo cierto es que en 'Prometheus' Lindelof se encargó de crear un universo propio, al margen de su referente original.
'Guerra Mundial Z'
En 2013, eso de ver a los no-muertos atacar una vez tras otra a un grupo de atemorizados humanos no es que fuera muy novedoso. El 'The Walking Dead' de Robert Kickman ya triunfaba desde hacía algunos años en su formato televisivo y la palabra zombie ya había sido completamente sustituida por la de 'caminante'. Quizá la mayor locura (y el mayor acierto) por parte de Lindelof al ponerse al frente de un guión como 'Guerra Mundial Z' sea el de presentarnos a unos muertos vivientes que despertaron tantas pasiones como rechazo. Porque estos zombies no se arrastraban ni iban caminando con desgana, sino que corrían, saltaban y eran capaces hasta de hacer pirámides gigantes de no muertos para saltar muros. Sí, por sencillo que parezca esta particularidad hace de la película un auténtico thriller de aventuras donde la ciencia ficción es más ciencia que nunca al dar explicación al contagio (a diferencia de lo propuesto por Kickman).
'Tomorrowland: El mundo del mañana'
'Tomorrowland' es quizá el acercamiento más claro por parte del guionista al cine familiar. La película se resuelve con las habituales lagunas de guión a las que Lindelof nos tiene acostumbrados pero su propuesta inicial logra atraparte desde el principio, aunque no sabemos bien si también hasta el final. Lo más arriesgado de una película como esta es la propia película en sí. ¿Una adolescente que viaja a realidades paralelas con solo tocar un pin? Típico de Lindelof...
Lo bueno de que sea una película familiar y no su última superproducción es que al final consigue todo lo que ibas buscando: te entretiene y te llevas a casa más de una sonrisa. Aunque no sepas quién está más loco, si George Clooney construyendo su propio cohete o Hugh Laurie intentando dominarlo todo.
'The Leftovers'
En sus dos temporadas de vida, 'The Leftovers' no ha conseguido más que superarse. Pero aunque nos lleve a pensar que este éxito en el acabado final sea por sus escasas temporadas, lo cierto es que la serie habla en 20 capítulos de más emociones y estados de la mente que cualquier manual de psicología. Esta es la apuesta más adulta y menos efectista de Lindelof. Pese a los fuegos artificiales con los que se presentó en su pasada temporada llena de incógnitas y una inolvidable cabecera que aún estremece, la ficción ha logrado apelar a lo humano y olvidarse de lo sobrenatural. Sí, el protagonista tiene visiones y se levanta sonámbulo a hacer Dios sabe qué. Y sí, un 2% de la población ha desaparecido y no parece haber ninguna teoría firme que dé una explicación convincente. Pero 'The Leftovers' no habla de eso. Ni busca respuestas, simplemente habla del vacío que deja y eso la hace enigmática en sí misma.
