Desde que Donald Trump fuera elegido presidente de los Estados Unidos la política está de moda, más que nunca, y las series no han sido ajenas a su presencia en la Casa Blanca. Las ha habido que de una u otra manera han hecho referencia a las últimas semanas a la llegada del magnate al poder, pero no cabe duda de que donde hay verdadera expectación es en aquellas en que la trama política es protagonista, como es el caso de 'House Of Cards' o 'Veep'.
Selina Meyer (Julia Louis-Dreyfus) vuelve con la sexta temporada de 'Veep' y lo hace con una situación muy diferente a la de Trump, podríamos decir que prácticamente la contraria. Ella se ha ido de la Casa Blanca, ha dejado el despacho oval después de un breve mandato y más que cuestionable trabajo y, además, con un listado de ridículos que bien podrían ser una guía para el nuevo presidente sobre lo que no ha de hacer. Aunque a saber, igual la supera.
Selina comparte con Trump esa visión caprichosa de la vida y, mucho nos tememos, que un cierto problema para tomar decisiones correctas en diversos aspectos de la política estadounidense, pero especialmente de la que se refiere a las relaciones con otros países. Ella no consiguió el Nobel de la Paz, por mucho que lo deseara, y de momento Trump tampoco va camino de hacerse con el premio.
Mientras él cumple sus primeras semanas al frente de la Casa Blanca Selina se nos presenta en la sexta temporada como la mujer que lleva un año fuera de ella y, para qué negarlo, no lo ha superado. Hemos podido ver los tres primeros capítulos de la nueva temporada y os contamos nuestras impresiones.
La presidenta Meyer ha pasado a la historia como la primera mujer que ocupa ese puesto, pero no es recordada en Washington. Ni prácticamente en ningún otro lugar. Selina se enfrenta al olvido, a haber sido la persona más poderosa del mundo y de eso ha pasado a no ser prácticamente nadie ahora. Los aires de grandeza no se le han ido, a pesar de que algo o alguien se lo recuerde constantemente. Sigue rodeándose de un séquito que ahora es bastante inferior que antes, pero que sigue ahí, haciendo que esa burbuja en que vive no acabe de explotar.
Que Selina tenía una percepción de si misma bastante adulterada es algo que nos queda a todos claro desde el piloto de la serie de HBO, pero no se sabe hasta qué punto es responsabilidad de ella o de algunos de los que la rodean. La gran mayoría de ellos han corrido una suerte parecida a la de la ex primera presidenta, estén cerca de ella o no. Son gente que accidentalmente ha llegado muy alto y que se han dado de bruces con la cruda realidad. Y no lo llevan bien. El único que sigue estando a su lado y convencido de ello es Gary (Tony Hale). Unidos vuelven a darnos alguno de los momentos más cómicos del inicio de la sexta temporada.
Ese darse de bruces con la cruda realidad es algo que no siempre es fácil de asimilar y que obliga a agarrarse a lo que sea: trabajar para Uber cuando ni siquiera se entienden los conceptos básicos de la compañía, comprometerse con un candidato a gobernador de cualquier territorio olvidado en un intento desesperado de seguir enganchado a la política o ser amo de casa porque no te queda más remedio. Las deprimentes vidas de cada uno de ellos les llevará a unirse de nuevo en alguno de los proyectos de Selina.
¿A qué se dedica Selina?
Lo que le ocurre a Selina sigue siendo el punto central de 'Veep', y lo que congrega alrededor a toda esta variedad de personajes que poco tienen que ver entre sí. Los presidentes de Estados Unidos una vez que dejan la Casa Blanca suelen embarcarse en proyectos a los que otros quieren que se sumen. Han alcanzado ese estatus y merecen un reconocimiento. En el caso de Selina es ella la que se tiene que buscar sus propias iniciativas, porque nadie le ofrece algo que hacer, y así ha recurrido a las clásicas: escribir un libro en que cuente sus memorias, dar su nombre a una fundación desde la que hacer el bien, aunque ni siquiera sepa a qué se dedica, y construir algo que permita que su legado se preserve y se mantenga vivo. Aunque parece ser que lo que más interesa, y pudiera perdurar en la memoria de sus conciudadanos, es el escándalo sexual Meyer. Como no podía ser de otra manera, hay dificultades para que ninguna de estas tres cosas salga bien.
Ninguna le satisface por completo, ninguna le da el reconocimiento y el cariño del pueblo que ella cree que se merece así que en la cabeza de Selina sobrevuela el fantasma de volver al lugar en el que fue feliz. La idea de preparar una campaña para presentarse a unas elecciones ronda la cabeza de Meyer, aunque todos los que la rodean piensen que no es una buena idea. ¿Les hará caso?
Esta tesitura es lo que nos permite volver a ver a Selina y a su entorno en circunstancias que nos son conocidas y que siguen funcionando: sus despotismos, sus metidas de pata que se ven venir a la legua, su capacidad para acabar haciendo el ridículo en el momento más inoportuno y esa complicidad entre los actores que hace que todo case y nos resulte cómico. Y 'Veep' lo consigue sin entrar a hacer referencias a lo que ocurre en la política actual norteamericana. No echamos de menos a Trump, porque ya tenemos a Meyer.
El olvido de la Casa Blanca es muy duro y no es fácil asumir una derrota. Meyer ya tuvo suerte una vez, lo que le permitió convertirse en la primera mujer presidente de los Estados Unidos, ¿por qué no iba a volver a sonreírle la fortuna una segunda vez? ¿Quién creía que Jonah iba a poder ser congresista? Y ahí está. Tampoco nadie apostaba hace unos meses que Trump pudiera ganar las elecciones a Hillary Clinton. La política es imprevisible. La de la ficción y la real.
La sexta temporada de 'Veep' se estrena en HBO España el 17 de abril.
Nota: 8
Lo mejor: Las escenas cómicas que tienen Julia Louis-Dreyfus y Tony Hale. El momento de las acrobacias en el despacho oval está a la altura del que compartieron en un baño en la tercera temporada.
Lo peor: La ausencia de Sue Wilson. A pesar de haber recuperado a todo el equipo se echa en falta a la secretaria conmás mala leche del equipo.