En los 90, docenas de comedias memorables hicieron que esa fuera una década realmente fructífera para la industria del cine. Y estaremos de acuerdo en que buena culpa de ello la tuvo el genial Robin Williams. Uno de sus títulos más recordados es, sin duda, 'Señora Doubtfire, papá de por vida'.
En ella, Williams se ponía en la piel de Daniel Hillard. Cuando su exmujer busca una persona que le ayude con los niños, encuentra la manera ideal para continuar cerca de sus hijos. Con un poco de maquillaje y una peluca se disfraza de señora, la Señora Doubtfire, una perfecta ama de llaves inglesa.
Desgraciadamente, Robin Williams ya no se encuentra entre nosotros, pero el legado fílmico que ha ido dejando es imborrable y, gracias a él, tenemos auténticas joyas como la que estamos tratando. Williams y su alter ego se merecen un homenaje, por lo que os traemos los aspectos más curiosos de 'Señora Doubtfire, papá de por vida'.
Curiosidades de 'Señora Doubtfire'
Irreconocible
Para comprobar que el maquillaje fuera infalible, el señor Robin Williams quiso hacer una prueba de campo, por lo que fue disfrazado a una librería para adultos a comprar algo y nadie lo reconoció. De hecho, cuando lo vio como la Señora Doubtfire, el propio hijo de Williams no supo que era él hasta que comenzó a hablar.
Una secuela que nunca veremos
Diez años después de la realización de la película, en 2003, se comenzó a hablar de una secuela cuyo guion había escrito Bonnie Hunt. En 2006, se empezó a re-escribir el guion, pues Robin Williams no estaba contento con el argumento. No acabó de avanzar la cosa, y en 2014 el propio Williams y Chris Columbus se pusieron manos a la obra para hacer de una vez por todas la continuación. Sin embargo, la triste muerte del actor protagonista hizo que cualquier idea de retomar la franquicia se desechara por completo.
Improvisador nato
Robin Williams amaba la comedia, y creía que improvisar era una forma realmente sana de conseguir que esa comedia fuera aún más brillante. El realizador Chris Columbus lo sabía, y durante el rodaje de esta película siempre tenía dos o tres cámaras funcionando a la vez, porque no tenía ni idea de lo que haría el protagonista en cada momento.
Abuela de todos
Robin Williams es un profesional, y por ello le gusta testear el producto antes de que haga su debut en la gran pantalla. Es extraño, pero muchos años antes de que la Señora Doubtfire viera la luz, el intérprete se disfrazó de un personaje parecido en un espectáculo que hizo Andy Kaufman en el Carnegie Hall. En él, el genial Williams se hacía pasar por la abuela de Kaufman.
Calificaciones a gogó
Como hemos comentado, las improvisaciones de Robin Williams eran el pan de cada día durante el rodaje. Por ello, según contaba el propio director Chris Columbus, hubo infinidad de montajes de la película. En todos ellos variaban las calificaciones por edades, yendo desde apta para todos los públicos a no recomendada para menores de 18 años. La intención inicial siempre fue que fuera no recomendada para menores de 13 años.
La verdadera Señora Doubtfire
Robin Williams se basó en la niñera que tuvo cuando era pequeño para dar vida a la Señora Doubtfire. Los periodistas se enteraron de ello, y descubrieron que esta niñera (llamada Lolly) estaba internada en un asilo de ancianos en Michigan. Fueron hacia allí a conocerla, e incluso le dedicaron algunos artículos en los periódicos.
Un debut casi truncado
En una cinta con tanta visibilidad, es normal que un gran número de actores y actrices quisieran hacerse con los papeles protagonistas. Este también era el caso del personaje de Natalie Hillard, interpretado por Mara Wilson. De hecho, fue el debut en la gran pantalla de la actriz, pero el papel estuvo a punto de serle arrebatado por la hoy célebre Blake Lively.
Un maquillaje interminable
No cabe duda de que el departamento de maquillaje de la película consiguió su objetivo, y es que Robin Williams ocultara su identidad bajo una creíble fachada de anciana. No es para menos, porque cada día de rodaje el actor tenía que someterse a 4 horas y media de transformación gracias al maquillaje. Por ello, no es de extrañar que con la tarea que costaba convertirse en su alter ego aprovecharan para grabar todo lo que se pudiera.
La abuela galán
A pesar de que no podemos imaginarnos a nadie que no sea Robin Williams interpretando el papel protagonista, lo cierto es que Anne Fine, la autora del libro en el que se inspira el film, quería a otro actor. Ni más ni menos que al mítico galán Warren Beatty. Dado su estatus de ligón, la escritora pensaba que sería hilarante verlo vestido de mujer y actuando como una anciana.