Los prejuicios, con mucha más fuerza que la historia, dicen que Disney es un estudio especialista en el azúcar, la ñoñería y los momentos cursis. Y nada más alejado de la realidad. No hace falta más que recordar 'El rey león', 'Bambi' o, en el caso más extremo, 'Taron y el caldero mágico', para reconocer un gusto por la oscuridad y lo tenebroso en la manera en la que enfocan historias ajenas o influenciadas directamente por otras obras. No, no todo son número musicales para cantar en familia, también existen los traumas, el dolor por la pérdida, la soledad, la ambigüedad ética y moral.
A lo largo de su historia, Disney se ha acercado a cuentos y novelas tradicionales que, a priori, parecen diseñadas para ser adaptadas por sus artistas pero, si analizamos con detalle el material de origen de muchas de sus propuestas, nos llevamos más de una sorpresa. Básicamente porque, si se hubieran respetado al milímetro cada una de las palabras iniciales, la humanidad habría ganado un buen número de millones de traumas infantiles. No es felicidad todo lo que reluce en las preciosas historias que nos han llegado a generaciones y generaciones de espectadores y que, en muchos casos, nos ayudaron a enamorarnos del séptimo arte.
A continuación, analizamos un conjunto de ejemplos en los que Disney hizo algo más que adornar los cuentos y novelas originales. Diez historias repletas de muerte, sangre, engaños y traiciones, todo esto en los casos más ligeros, que nos hacen imaginar como hubieran sido estos clásicos del estudio si los responsables de sus adaptaciones se hubieran atrevido a afrontar el material desde la máxima fidelidad. Es un mundo paralelo en el que la animación adulta y Disney son una. Y en el que los pequeños duermen mucho menos. Mucho.
Cuentos reales Vs. Adaptaciones Disney
'El libro de la selva'
Ahora que su estatus ha sumado admiradores tras su sobresaliente remake en acción real, es un buen momento para pedir a los responsables de la próxima secuela de 'El libro de la selva' que se atrevan a adaptar el texto original de Rudyard Kipling sin miedo. Es la oportunidad perfecta. En aquella obra literaria, Mowgli se reinserta en un pueblo cercano que, sin embargo, no termina de aceptarlo por considerarlo brujo y marginado. De esta manera, huye de nuevo a la selva mientras que su familia adoptiva es condenada a la muerte. Nuestro pequeño héroe no se queda con los brazos cruzados y le pide a un elefante amigo que, a modo de venganza, arrase con todo y todos. El familiar de Dumbo accede y, junto a un buen grupo de lobos y la pantera Bagheera, cumplen con la misión. A los seis meses, aquel bonito pueblo pertenece con todas las de la ley a la selva. Vamos, Disney, habéis hecho cosas más oscuras.
'El jorobado de Notre Dame'
Una de las películas más infravaloradas e incomprendidas del catálogo Disney, 'El jorobado de Notre Dame', merece, primero, la mayor de las reivindicaciones, y segundo, un aplauso fuerte por la apuesta por la oscuridad y el mundo adulto que hace a lo largo de su metraje. Sin embargo, podría haber sido una obra mucho más tenebrosa si hubiera respetado al máximo la novela de Victor Hugo a la que adapta. En ella, el villano Frollo asesina al capitán Febo, del que está enamorado Esmeralda, que es acusada del crimen y llevada a la horca, de la que la rescata el propio Frollo.
Hasta aquí todo bien, nos hemos librado de una buena. Pero, claro, no todo iba a ser tan fácil. Frollo, que pasa de héroe a villano en cuestión de minutos, le pide que le entregue su amor, algo que ella rechaza, por lo que decide volver a llevarla a la la horca y acabar con ella. Poca tontería. Es entonces cuando, Quasimodo, no se lo toma demasiado bien, lanzando a Frollo desde lo alto de la catedral y se mete en la tumba de su amada Esmeralda, cuyo cadáver abraza hasta que muere de hambre. Dramón romántico en toda regla.
'La Sirenita'
Disney despidió la década de los 80 con una de sus películas más redondas, 'La Sirenita', estupenda adaptación del cuento del imprescindible Hans Christian Andersen, al que añadió toneladas de melodías inolvidables, personajes maravillosos y grandiosos números musicales. Pero, ya se sabe, para que encajen tantas piezas nuevas hay que aligerar un poco el punto de partida original. Y, claro, los elementos más tétricos y dramáticos son los que terminaron perdidos en medio del inmenso océano.
Ariel nos cae muy bien. Mucho. Es una de las princesas más encantadoras del estudio animado pero, en la mente del autor que la creó, las cosas no les iban tan bien como en el clásico Disney. Para empezar, el trato que hizo con la bruja para cambiar su lengua por piernas tenía una pequeña cláusula según la cual, si no conseguía que el príncipe de turno la besara y quedará así sellado su amor, ella... bbueno, esto... moriría. Nadie dijo que fuera fácil hacer negocios con una villana así. Miremos el vaso medio lleno. Ariel consigue ese ansiado momento de amor mutuo y, al fin, tiene sus ansiadas extremidades. Lástima que, en esos primeros momentos, sintiera que cada paso era parecido a pisar cristales rotos. Auch. Por si fuera poco, nuestra querida sirenita pierde a su amado cuando éste confunde a otra chica como su auténtica salvadora, algo que Ariel no podrá solucionar al quedarse muda. Una telenovela que termina aún peor para nuestra protagonista ya que, si quiere regresar al mar y acabar con su pesadilla, tiene que tomar una decisión: matar al príncipe o morir en el océano, convirtiéndose luego en espuma. Ella lo tiene claro, corazón que no ve, corazón que no siente. Descanse en paz.
'Enredados'
'Enredados', la película que sirvió para que Disney volviera a conquistar de manera unánime a público y crítica, nos presentaba a una Rapunzel mucho más atrevida y valiente que la que protagonizaba el cuento de los hermanos Grimm al que adaptaba. Y no era el único cambio importante que esta notable revisión traía bajo el brazo, ni muchísimo menos. De primeras, se ignoro el embarazo de la princesa tras varias visitas nocturnas realizadas por el príncipe azul, incapaces de frenar su pasión alocada y juvenil.
No sería algo grave sino fuera porque, la bruja que la tiene prisionera en su castillo, le corta el precioso pelo a la pobre Rapunzel y la destierra a las zonas más pobres y tristes de todo el reino. A continuación, la temible villana engaña al inocente príncipe, usa su pelo y lo empuja por la ventana de las torres provocando que se quede ciego. Ey, amigo, podría haber sido muchísimo peor. Es más, no solamente tenemos que celebrar que no fallezca en la caída sino que, meses más tarde, el príncipe escucha la voz de su amada, recupera su visión y conoce a sus dos hijos. ¿Veis? No todo van a ser malas noticias.
'Alicia en el país de las maravillas'
Ok, Disney realizó una adaptación MAGNÍFICA del personaje creado por Lewis Carrol, pero la historia detrás de las novelas protagonizadas por Alicia es mucho más turbia y desagradable que el fascinante país de las maravillas en el que nos encanta sumergirnos. Hay dos cuestiones alrededor de 'Alicia en el país de las maravillas' que se destacan especialmente en todo lo que la rodea de misterios. La primera está formada por un conjunto de estudios que llegaron a la conclusión de que esta historia tenía símbolos y ecos masones propios de los Illuminati. ¿Los ejemplos? El vestido azul y el cabello rubio de Alicia, relacionados con el símbolo del sol y que son los colores propios de la masonería, dos detalles a los que suma el conejo blanco representando los frutos que se obtienen con el control mental.
Por si todo esto no fuera suficientemente oscuro, el propio Carrol también es fuente de leyendas turbias que señalan que su inspiración para crear a Alicia fue su vecina, una niña del mismo nombre. Según el relato oficial, el autor inventó el famoso cuento para ella en una tarde que compartieron. Y aquí tenemos otro problema porque existen otras versiones que afirman que el escritor estaba absolutamente obsesionado con ella, haciéndole fotografías y pasando todas las tardes paseando en su compañía. Algunos rumores aseguran que entre ellos había una relación que iba más allá de la amistad, a escondidas de su esposa que, a su vez, era su prima. ¿Verdadero o falso?
'Pinocho'
Para los que tenemos a 'Pinocho' como una de nuestras películas Disney favoritas, que crecimos con ella y nos enamoramos de todos y cada uno de los maravillosos personajes que la protagonizan, conocer la historia real que se escondía en la obra de Carlo Collodi es especialmente duro. Especialmente si tienes al encantador muñeco de madera entre tus personajes predilectos. Menudo era. Al parecer, Pinocho no es tan bueno y simpático como nos contaron en 1940, ya que es responsable de un buen número de travesuras, cuanto menos, atrevidas. Por ejemplo, en una ocasión se acercó a la policía y les cuenta que el bondadoso Geppetto abusó sexualmente de él. Y así terminó nuestro carpintero favorito entre rejas. Sorpresas. Además, Pepito Grillo tampoco era muy santo de su devoción, así que, harto de que le caliente la cabeza, se enfada con él y lo tritura. Menos mal que la hada madrina que le convierte en niño de verdad le cayó en gracia. Un psicópata de madera.
'La Cenicienta'
El cuento del francés Charles Perrault, escrito en 1697, no deja de ser una de las muchas versiones conocidas de esta historia de amor, superación personal, justicia poética, príncipes, hadas madrinas...y sangre y crueldad. Porque, en la obra de Perrault, todos los elementos oscuros que se pueden intuir en la correcta adaptación que realizó Disney, tanto en su versión animada como en el inevitable remake de acción real, están potenciados hasta el infinito (y más allá). Por ejemplo, la envidia que la madrastra siente hacia nuestra querida Cenicienta es puro odio en el estado más excesivo, llegando al límite de obligar a una de sus hijas a cortarse uno de sus dedos para que su pie encaje con el zapato de cristal que el príncipe está utilizando para encontrar a su amada por todo su reino.
La cuestión es que su maligno plan no termina de funcionar ya que el engaño queda al descubierto cuando dos palomas observan como el pie de la pobre muchacha comienza a sangrar en el momento de probarle el dichoso zapatito. Pero no pasa nada, la madrastra tiene otra solución perfecta: si cortar un dedo falla, cortemos el TALÓN. Otra de sus hijas es la afortunada aunque, muy a su pesar, tampoco sale bien. Nada, que el destino está empeñado en que la Cenicienta y el príncipe sean felices, coman perdices y vivan un día de boda inolvidable. Especialmente porque, aquellas palomas espías deciden que la iglesia es el lugar perfecto para arrancar los ojos a las dos hermanas desmembradas. ¿Por qué no? Ya se sabe, las ratas del aire.
'Blancanieves y los siete enanitos'
El primer gran clásico, la primera obra maestra incontestable de Disney, 'Blancanieves y los siete enanitos' continúa siendo, a día de hoy, una delicia para los sentidos, tierna, divertida, encantadora a todos los niveles. Walt, tipo listo, marcó la hoja de ruta desde el comienzo y adaptó un cuento popular recogido por los hermanos Grimm anulando los elementos que más traumas infantiles habrían provocado en la historia del cine. Entre los sucesos que el estudio pasó por alto se encuentra la misión que la malvada reina le encomendó al cazador. Nada de manzanas envenenadas, mejor mandar a un experto en la materia a sacarle el corazón y el hígado a Blancanieves. El pobre muchacho le mandó los órganos, pero con una pequeña diferencia, que no eran de la princesa sino de un cerdo. La reina, engañada, los devoró como si llevara veinte años sin comer.
Otro de los momentos ignorados por Disney en su adaptación es el final, no porque la historia terminara de manera triste para nuestros protagonistas en el cuento original, sino porque, en la boda de Blancanieves y su príncipe, la reina es invitada. Ella, tan inocente e ingenua, se presenta con sus mejores galas para, a continuación, ser castigada por sus malvados planes, haciéndola bailar con zapatos de hierro hirviendo hasta su muerte. Y sin animalitos ni enanitos cantando a su alrededor, claro. Bueno, al menos es un desenlace mucho mejor que el número musical de 'Blancanieves (Mirror, Mirror)'.
'La bella y la bestia'
'La bella y la bestia', para muchos el mejor de los numerosos clásicos del catálogo Disney, mantiene intacta su grandeza más de dos décadas después de su estreno y a las puertas de convertirse en el nuevo remake en acción real que tantas alegrías le están dando al estudio últimamente. Sin embargo, parece misión imposible que en esta nueva revisión se mantenga la historia original de Gabrielle-Suzanne Barbot de Villeneuve sin que sufra cambios, algo que nos seguirá impidiendo conocer a las hermanas de Bella, quienes no se toman demasiado bien la vida de lujos y riquezas que lleva su hermana en el castillo de Bestia, algo que será crucial para la historia.
Y es que, debido a la envidia creada, se empeñan en convencer a la protagonista de que pase más tiempo en casa que los siete días que le permite su 'carcelero'. Todo sería comprensible y hasta coherente si las motivaciones de las hermanas fueran pasar más tiempo con Bella, pero es que, lo que realmente quieren, es que Bestia se enfade con ella y se la coma viva. Amor de familia.
La bella durmiente
'La bella durmiente'. Palabras mayores. Preciosa película con todas las señas de identidad Disney: diversión, personajes secundarios encantadores, canciones inolvidables, romance idílico y final feliz. Pero, oye, es analizar la primera versión de la historia, escrita en 1636 por Giambattista Basile con el título 'Sol, Luna y Talía' y quedarse con la mandíbula desencajada. Y el trauma de los traumas.
Todo comienza con un noble que se encuentra tranquilamente cazando en el bosque y disfrutando del día con su halcón, el cual le dirige hasta un palacio abandonado en el que se encuentra con la princesa dormida. El flechazo es instantáneo y el muchacho, después de besarla e intentar despertarla, decide que una primera cita es suficiente para ir un poco más allá y mantiene relaciones sexuales con ella. Una violación en toda regla con la que, además, la princesa queda embarazada para, nueve mese más tarde, y aún durmiente, dar a luz a dos gemelos. Uno de ellos, al tratar de cogerse al pecho de su madre, termina chupando su dedo y consiguiendo extraer la astilla envenenada. Y así es como despierta nuestra querida bella durmiente.
Ey, pero esto es solamente el principio. Más tarde, el príncipe violador regresa al castillo para 'visitar' a su 'amada', llevándose la sorpresa de su vida al descubrir que ha despertado y que la acompañan dos pequeños, los cuales identifica automáticamente como sus hijos. Tras explicarle lo que sucedió aquel desagradable día, ella, en un alarde de estupidez humana considerable e inexplicable, decide comenzar una relación con él. La pareja de enamorados pasan siete días de pasión romántica hasta que él se marcha sin comentar el pequeño detalle de que regresa a su casa con su esposa. Boom.
Las mentiras, que tienen las patas muy cortas, terminan pasando factura y el noble termina gritando el nombre de Talía y sus dos hijos, haciendo que su mujer se entere de todo. De absolutamente TODO. Y, claro, no se lo toma demasiado bien, así que decide quemar a la bella durmiente y le ordena a su cocinero descuartizar a los pequeños para que se los coma a su marido. Al final, ninguno de estos dos planes sale bien y, tras escapar de la hoguera y salvar a sus pequeños, el noble y la princesa terminan felizmente casados. Y comiendo solamente perdices, nada de niños. Leer para creer.