Diez millones de euros ha costado 'Viaje mágico a África', la primera película europea en 3D estereoscópico de la historia.
Dirigida por Jordi Llompart en base a su propia novela y concebida como un sentido homenaje a su hija, fallecida hace unos años, la película protagonizada por Eva Gerretsen, Leonor Watling, Adrià Collado, Carlos Olalla, Molly Malcolm, John Whiteley y Veronica Blume se descubre como un ambicioso proyecto abiertamente enfocado al público más menudo, el cual cuenta con tantos pros como contras.
Film pausado, dotado de una fuerte carga aleccionadora así como de un transfondo onírico abiertamente europeista inevitablemente influenciado por títulos como 'La historia interminable' (nos referimos a la novela de Ende, no a la execrable adaptación a la gran pantalla de 1984), 'Viaje mágico a África' rescata buena parte de esa inocencia y candidez que parece haber perdido el cine infantil actual, algo desubicado ante la precocidad de las nuevas generaciones.
Como decíamos, 'Viaje mágico a África' es una reivindicable fábula sobre la iniciación a los misterios y realidades de la vida para los más pequeños de la casa, un título al que cabe reconocerle el mérito de sustentar buena parte de su imaginario en base a paisajes y personajes reales, sirbvéndose de los efectos digitales y el 3D como un mero soporte. Precisamente por ello a muchos pueda decepcionar el film, que a pesar de su notable tridimensionalidad, adolece de unos efectos especiales algo trasnochados si los comparamos con el Hollywood actual.
Del mismo modo, su lento deambular, la sencillez de su premisa aleccionadora y, para qué negarlo, ciertas divagaciones argumentales a lo largo de su metraje, sobretodo en un tramo final bastante poco consistente, hacen que 'Viaje mágico a África' sea un título duro de roer para el acompañante adulto, pero que probablemente fascine al público más pequeño.