Por primera vez en la historia del Festival de Cine de Berlín, una película de animación ha sido la encargada de inaugurar el certamen. En la capital alemana la 'Isla de perros' de Wes Anderson conquistó a público y crítica por igual y este martes 27 de febrero el director americano se desplazó hasta Madrid para presentar ante la prensa y los fans su última maravilla, la película más política de su filmografía.
Ni las inclemencias del tiempo ni las pocas entradas que se pusieron disponibles al público (alrededor de 70 que se entregaban en pares), impidieron a los seguidores de la simetría y los colores pastel hacer largas horas de cola en el frío de febrero para asistir a la proyección con el director y los dos guionistas de la película, Jason Schwartzman y Roman Coppola. Por cuestiones de agenda, el coloquio tuvo lugar antes de ver la película, algo un poco inusual que sin embargo permitió a los asistentes hacer preguntas más generales sobre la filmografía de Anderson y su proceso de trabajo.
La familia es un concepto fundamental en su cine, la familia de sangre y la figurada, dentro y fuera de la gran pantalla, desde la locura de los Tenenbaums o los hermanos que buscan a su madre en 'Viaje a Darjeeling' al amor entre los integrantes del Belafonte. También como una especie de familia trabajan desde hace años: "Cuando rodamos una película prácticamente vivimos juntos, cenamos juntos cada día, estamos unidos como grupo" asegura Anderson. "No me gusta que la gente se vaya a casa, quiero que se queden en la película." Pero los lazos entre ellos van mucho más allá de lo profesional: "Conocí a Wes hace 21 años, cuando tenía 17", contaba Schwartzman, "He pasado más tiempo de vida conociéndole que no conociéndole. Él es mi familia. No recuerdo un tiempo sin él". Lo que es evidentemente una ventaja, pero también una gran responsabilidad: "cuando tienes una experiencia así con tus amigos te permite ir más allá, vas a trabajar más emocionado pero también con mucho respeto porque sabes que por ellos tienes que llegar hasta el final".
Estamos ante la segunda película de stop motion de Anderson, después del éxito de 'Fantástico Sr. Fox'. En 'Isla de perros' diferentes estilos de animación se mezclan al servicio de la historia, pero "jugar" con las maquetas y las miniaturas es el método de trabajo favorito del director: "hay cosas que no puedes conseguir cuando haces animación por ordenador, no puedes trabajar con estas personas que han desarrollado la habilidad de trabajar con sus manos y su cerebro para da vida a algo inanimado. Es un misterio para mí".
Además de la perfecta simetría, hay otro sello de identidad fundamental dentro de la obra del cineasta: la música. Para entender la estrecha relación entre la imagen y el sonido, Schwartzman ha contado como, meses antes de empezar a rodar 'Academia Rushmore', Anderson le dio un casette con todas las canciones que aparecerían en la película en su orden exacto, una cinta que ya contenía todo el tempo de una narración donde las canciones son la forma de avanzar hacía la siguiente parte de la historia.
Esta historia sobre un niño que lucha él solo contra la tiranía corrupta es, sin duda, la historia más política y comprometida de la carrera de Wes Anderson. Aunque trata un futuro distópico, bebe mucho de la realidad del mundo contemporáneo, y los recientes cambios sociales del momento han acabado empapando la obra: "Empezamos con una situación donde tuvimos que inventarnos un gobierno criminal. Revisamos la historia, pero mientras hacíamos la película, que nos llevó mucho tiempo, el mundo estaba cambiando y se empezó a colar en el guión. Lo que realmente espero es que al final la política esté al servicio de la historia y los personajes", dice Anderson.
'Isla de perros' transcurre en un Japón retrofuturista, una distopía inspirada por el cine de Kurosawa que guarda un gran respeto a la cultura japonesa. Pero el continente asiático no ha sido, ni mucho menos, la primera referencia del extranjero en su cine: "Cuando rodé 'Los Tenenbaums. Una familia de genios' tuve una gran influencia de España porque estaba muy influenciado por Pedro Almodóvar. Me encantaban sus películas desde mucho antes de que yo empezase a hacer cine. En 'Los Tenenbaums' hay muchos aspectos que cogí directamente de él. Le considero uno de los grandes modelos de como vivir como un cineasta. Hace sus propias historias en su propia ciudad, le comparo con Bergman."
Bryan Cranston, Edward Norton, Liev Schreiber, Greta Gerwig, Bill Murray o Scarlett Johansson son algunos de los actores que dan vida a las voces caninas (y humanas). para grabar las voces de Mr. Fox, parte del equipo pasó un fin de semana en un granero trabajando juntos, sin embargo, Schwartzman se encontraba rodando otro trabajo y tuvo que hacer toda su parte por separado en prácticamente una hora: "Fue muy loco y frenético, iba tirando las páginas y acabó todo el suelo lleno de hojas". Aunque meses después volvieron a grabar la voz del pequeño Ash, el 95% de lo que finalmente podemos escuchar en la película es fruto de aquella primera grabación. En el caso de 'Isla de perros', mucha más gente se grabó por separado, incluso en diferentes ciudades, lo que les proporciona mayor libertad a la hora de crear y experimentar.
No es cosa de niños
En la filmografía de Wes Anderson puede haber niños, zorros y perros que hablan, pero no estamos en ningún caso ante un cine infantil. Es cierto que en 'Fantástico Sr. Fox' la violencia y las palabrotas estaban encubiertas porque, según el director, está basado en un libro escrito específicamente para niños pero "en esta película no teníamos un libro, carecíamos de esa guía, así que hicimos lo que se nos ocurrió que la convertiría en una experiencia interesante para todo el que vaya a verla. Queríamos hacer una buena película y hemos tenido muy poca consideración con la edad". Lo querían y lo han conseguido, 'Isla de perros' es una joya que no os podéis perder en cines desde el próximo 20 de abril.
Wes Anderson, de peor a mejor
'Ladrón que roba a otro ladrón' (1996)
La extravagancia que más adelante quedaría elegantemente confirmada a lo largo de su carrera ya estaba patente en su primer largometraje, que tomaba su título del corto que realizó dos años antes con los mismos protagonistas. Lo mejor de la película es verle colaborar por primera vez con los hermanos Wilson, sobre todo con Owen (co-guionista de la misma), que se ha mantenido como uno de sus actores predilectos. El resultado final de la película no era para tirar cohetes, pero sí que había indicios de lo que no tardaríamos en descubrir: la peculiar genialidad de Wes Anderson.
'Academia Rushmore' (1998)
En cambio, 'Academia Rushmore' destila el talento inconfundible de Anderson de principio a fin. Su forma de contar historias ha evolucionado a medida que ha ido experimentando, pero la organización por capítulos está omnipresente en sus obras. En este caso, esa exhaustiva ordenación tenía como protagonista al joven Max, que trata de ser el líder de las actividades extraescolares. Jason Schwartzman lo borda y se apunta a la nómina de Wes Anderson, a la que también se sumó automáticamente el legendario Bill Murray. A un director como este le venía como anillo al dedo una historia "coming of age" y aquí le sacó buen provecho para expresarse.
'Viaje a Darjeeling' (2007)
A los dos sospechosos habituales que protagonizaron sus dos primeras películas se sumó Adrien Brody para componer uno de los repartos más fascinantes de la carrera de Anderson. Este trío de dispares hermanos se embarcaba en un viaje espiritual por la India tras la muerte de su padre, y esa premisa le sirvió a Anderson para demostrar de nuevo su buen hacer en la tarea de escritura, en esta ocasión junto a Roman Coppola y el propio Jason Schwartzman, un equipo creativo en clara sintonía. Los colores de la India quedaron reflejados con el pulcro manejo de la imagen del director de forma muy atractiva. Y es imprescindible ver también el cortometraje 'Hotel Chevalier', complemento de esta película, combinación entre largo y corto que se convirtió en costumbre en Anderson.
'El Gran Hotel Budapest' (2014)
Estamos prácticamente en el ecuador de la lista y a partir de aquí la obras maestras se cuentan a pares, algo que denota el nivel de la filmografía de su autor. Su último trabajo hasta la fecha, que supuso el primer reconocimiento de Anderson en la categoría reina de los Oscar como nominado, combina a la perfección una paleta cromática elaborada meticulosamente, una historia que engancha de principio a fin y un humor e interpretaciones simplemente magníficas. Todos los elementos funcionan, pero hay varias películas suyas en las que funcionan aún mejor.
'Los Tenenbaums' (2001)
Tocar el cielo cinéfilo y su primera nominación al Oscar es lo que le valió su tercera película, que, como es costumbre, contaba con un insuperable reparto. Anderson trasladó sus frecuentes inquietudes a una familia de lo más extraña, pero a la que no costaba nada cogerle cariño y hacerse testigo en primera fila de sus dramas y desventuras forjadas con humor. De nuevo Owen Wilson firmaba junto a él el magnífico guión, que nos dejó escenas para la memoria como el recorrido en kart de Gene Hackman junto a sus nietos por las calles de Manhattan.
'Moonrise Kingdom' (2012)
El Anderson más romántico nos regaló este pedacito de gran cine hace pocos años, ya que una vez más las coloridas y elaboradas imágenes conjugadas con una historia tan real como idílica y fantástica nos dejaron prendados. Anderson tomó como escenario un campamento infantil para dar alas a ese espíritu heredado del romanticismo más extasiado: el del primer amor. Como es habitual, llevó al límite el planteamiento, aprovechando cada uno de sus detalles sin tropezarse al recurrir a lo más inverosímil.
'Life Aquatic' (2004)
Disfrazándose de Herman Melville, Wes Anderson nos embarcó en una odisea marítima en la que vimos al mejor Bill Murray. Ha pasado más de una década desde su estreno y nadie ha conseguido sacar tanto partido a este rey de la comedia. Aquí se introduce en el juego cómico característico de Anderson, con tintes de drama que no convierten la propuesta en un sopor detallista monolítico, sino en un canto al cine de aventuras, basado en personajes salidos de la mente de un genio y una puesta en escena tan original que nos permite ver la película a través de ese caleidoscopio que es la mirada de Anderson.
'Fantástico Sr. Fox' (2009)
La realidad se quedaba pequeña para Wes Anderson. Al menos el mundo real. Por eso su incursión en la animación fue otra bocanada de aire fresco en su filmografía, porque pudo dar rienda suelta a la imaginación que destila la sinapsis de sus neuronas. Para ello adaptó un relato de uno de los autores del siglo XX que mejor concuerda con su forma de ver el mundo, Roald Dahl, y co-escribió el guión con otro narrador extraordinario, Noah Baumbach. Una delicia de historia, que pasa de los más salvaje a lo más humano a partir de unos personajes antropomórficos que cobran vida con el stop-motion, la música de Alexandre Desplat y la buena mano de Anderson y su equipo para dar forma a un mundo totalmente inmersivo. El lanzamiento de piñas ardiendo nunca fue tan divertido.
