En una época en la que los Oscar se dividían entre películas en blanco y negro y cintas en color, hubo una que fue capaz de sacar todo un arcoiris de los barrios bajos de Manhattan. Además, utilizando una historia tan conocida por todos como la de 'Romeo y Julieta'. 'West Side Story' llevaba lo mejor de las tablas de un teatro a la cinta de celuloide.
Jerome Robbins y Robert Wise consiguen dirigir lo que parece ser una actuación de un grupo de baile que una película. 'West Side Story' destaca no por impresionantes interpretaciones, sino por un cuerpo de danza tan engrasado que es puro espectáculo visual ver moverse a los Jets y los Sharks por las calles de Nueva York. Si en un musical el baile es casi tan importante como las canciones, en este romance el fuego de Puerto Rico se nota con cada pisada, siendo además un triunfo para el cine en color.
El colorido y, para nuestra época, absurdamente hortera vestuario está muy bien escogido para hacer lo vistoso todavía más, hipnotizando a cualquiera, y demostrando que tan bien pueden hablar las palabras como el movimiento. Unido a un rudimentario uso de los filtros y a unas cámaras tan estudiadas como cualquier paso de baile, se compone una historia muy visual. Pero, en la edad de oro del género musical, la banda sonora venía pisando fuerte.
Son canciones que han conseguido pasar a la historia y, casualmente, ninguna estuvo nominada por separado en los Oscar. Del esperanzador "Tonight" al idealista "America", la fuerta y el calor de los toques latinos en las melodías hace de esta película uno de los musicales con más ritmo de la historia. La voz de los actores hace el resto.
Romeo y Julieta, inmigración y Manhattan
Richard Beymer y Natalie Wood se convierten en unos particulares Romeo y Julieta, transformados en Tony y Maria. Los directores quisieron darle un punto más al enfrentamiento familiar de la Verona de Shakespeare y añadió dos temas muy en boga en la América de los 60: la inmigración y el todavía problema del racismo. A pesar de que el problema sea más de bandas que cuestión del color de la piel, no deja de palparse en ciertas expresiones de ambos bandos la brecha entre ambas culturas.
Así el déjà vu de una enésima versión del drama se diluye en algo más complejo aunque la rivalidad sea tan absurda que ni ellos mismos sepan por qué pelean. 'West Side Story' rebaja en gran medida la intensidad de estas luchas al transformarlas en coreografías, como la impresionante escena inicial. Poca sangre se iba a ver entre piruetas y volteretas, pero esto le hace ganar teatralidad, acerca el conjunto a emular la sensación de verlo todo en un escenario.Porque la película es un gran montaje, con localizaciones iluminadas de forma ligeramente artificial, miradas a la cámara para ganar complicidad con el público... Todo forma parte de una obra de teatro, como se concibió la historia y lo que también permite esos alardes artísticos que son los números musicales.
Los protagonistas consiguen enamorar con la clase característica de los actores de la época, pero quedan totalmente eclipsados por los ganadores del Oscar George Chakiris y Rita Moreno, que interpretan al hermano de Maria y a su mejor amiga. Mucho les faltaba a los protagonistas para llegar a la fuerza de sus compañeros. El resto del equipo funciona bien en conjunto, pero por suerte saben cantar mejor que actuar.
Como luego hiciera Baz Luhrmann, los venenos se convierten en plomo para sellar una historia maldita con unos minutos finales mucho más rápidos que el resto de la película, llenos de mensaje, pero que son los únicos en los que se mantiene el toque dramático de Shakespeare, siendo el resto del largometraje pura comedia.
'West Side Story' fue uno de los precursores del musical moderno, con bastantes alardes técnicos y mucha importancia a lo visual en detrimento de la historia. No serán los matones más duros del barrio, pero marcaron lo suficiente como para que otros clásicos como 'Grease' bebieran directamente de su interés por la apariencia y no por lo grande que fuera la navaja. Sin duda en los Oscar de su momento ya por la originalidad de la adaptación como por el atrevimiento de dar rienda suelta al encanto del color se ganó su merecido hueco en la historia del primer cine moderno.
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