'El hombre que mató a Liberty Valance'. Porque si vamos a hablar de El Género, es decir, el western, ¿por qué no empezar por el mejor? Aquel monumento cinematográfico firmado por John Ford supuso la cima definitiva de un tipo de cine que iba mucho más lejos de lo estrictamente cinematográfico. La inmensidad de sus escenarios y paisajes, la profundidad psicológico de sus personajes, sus vivencias, recuerdos, acciones y consecuencias, todo daba forma a un maravilloso y desolador retrato del alma humana, de las cicatrices en el corazón, de los sueños y pesadillas manchados de arena y sangre. Nació el crepúsculo y todo se inundó de melancolía, otoño, belleza. El western llegaba al infinito. Y más de cinco décadas más tarde, continúa a nuestro lado con el mismo poder, la misma capacidad para conectar con un público fiel que, más allá de la cantidad, sigue acudiendo al cine para reencontrarse con una manera de contar historias del que todos los géneros, todos, han aprendido algo.
Sin embargo, conviene apuntar que en los últimos diez años, el western ha sufrido una transformación apasionante en la que, respetando todos los códigos que marcan la esencia de los grandes clásicos, se han introducido nuevos e inesperados elementos que nos llevan a imaginar el cine que firmarían a día de hoy Ford, Hawks o Peckinpah. Un sentido del humor más surrealista, rozando la parodia consciente, una lírica más extravagante, sin perder por el camino ni una pizca de capacidad para conmover, una búsqueda casi constante por la belleza formal, calculada al milímetro, y unos personajes sobre los que el paso del tiempo, y sus inevitables heridas, sienten llegar la última estación del calendario.
8 westerns que demuestran que el género sigue muy vivo
'El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford' (2007)
Si buscamos una fecha concreta para identificar el punto de ruptura, el salto al vacío que demostró que el riesgo del salto al vacío a veces se salda con victoria, debemos viajar hasta 2007, año en el que Andrew Dominik estrenaba la excelsa 'El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford'. La particular visión que proponía el cineasta sobre dos de las figuras más memorables de aquella América de forajidos y leyendas, suponía un soplo de aire fresco con suficiente poder y calidad como para resucitar, una vez más, a un género que nos empeñamos en enterrar con demasiada facilidad. Con dos interpretaciones antológicas de Brad Pitt y Casey Affleck, la película no conquistó a la taquilla y dividió a gran parte de la crítica, pero sirvió para iniciar una nueva corriente en la que sobresale, especialmente, 'Valor de ley'.
'Valor de ley' (2010)
Nieve. Un hombre asesinado frente a su casa. Tan cerca, tan lejos de su refugio, del abrazo de su mujer, del calor de su familia. Un borracho cabalga solitario, manteniendo como puede su figura entre la niebla oscura de la noche, difuso, inconsciente, quién sabe si arrepentido. La voz de una niña nos cuenta el valor de la venganza, del sacrificio, del perdón. Y una melodía de piano, entre épica y triste, daba comienzo a un western que se estrenaba en 2010, pero que perfectamente lo podría haber hecho en 1940, 1950, 1960.
La película de los hermanos Coen, muchísimo más el remake de la simpática cinta de 1969 con John Wayne al frente, no solamente reunía los códigos más característicos del conocido western crepuscular, como pueden ser la soledad del héroe o las reflexiones sobre la moralidad y ética de las acciones y decisiones de cada personaje, sino que se impregnaba de un maravilloso aroma tradicional. Una manera de reinterpretar el género desde el homenaje. Un clásico.
'Cowboys & Aliens' (2011)
Por desgracia, no todos los experimentos han salido tan bien. Un año más tarde, 2011, Jon Favreau presentaba una idea tan absurda que terminaba despertando la curiosidad. ¿Qué pasaría si mezcláramos el western más clásico con el cine de invasiones alienígenas? El resultado, 'Cowboys & Aliens', se estrelló en taquilla y se mantiene, a día de hoy, como un rara avis con la que terminaron ganando aquellos que, desde el principio, avisaron de la estupidez de la propuesta. Sin embargo, las razones del fracaso puramente artístico, se deben achacar más al respeto que al delirio. Ante un punto de partida así, lo mejor hubiera sido apostar por la extravagancia completa, algo que sus responsables evitan por completo a lo largo de dos horas empeñadas en otorgar solemnidad a una película que termina hundida en el clasicismo impostado. Un desastre que parecía condenar al género a una nueva muerte. Hasta que llegó la hora de Quentin.
'Django desencadenado' (2012)
Muchos soñábamos con un western con la firma Tarantino. Después de todo, casi todas su películas, a pesar de ser un puzzle de influencias variadas, tenían el espíritu y la forma del cine del Oeste de toda la vida, especialmente en la vertiente Leone. Por eso, cuando en 2012, llegaba a las carteleras 'Django desencadenado', la expectación era máxima.Y el resultado justificó la espera. A medias. Para resumir, nos encontramos con una película que es, en su 90% de metraje, una obra maestra, pero que en el 10% restante, puede que por esperanzas desmedidas de encontrar la perfección, no termina de funcionar. Pero vamos a quedarnos con lo bueno. Violencia brutal, humor descacharrante, impecable factura técnica, apabullante banda sonora y diálogos de levantarse y aplaudir, todo está en 'Django desencadenado', en especial en su primera hora y media, donde se tiene la sensación de estar presenciando un clásico atemporal, lírico, descubriendo una poética tarantiniana desconocida por controlada y dosificada hasta la excelencia. Un festival de diversión, tensión, acción y romanticismo, hacia el cine y hacia sus personajes, que volvía a reconciliar al público con el género.
'El llanero solitario' (2013)
Un fenómeno del que Jerry Bruckheimer tomó buena nota. El productor sintió como la bombilla se encendía en su cabeza y llamaba a su tándem mágico, el formado por el director Gore Verbinski y el actor Johnny Depp, responsables de la saga 'Piratas del Caribe', para proponer la resurrección de 'El llanero solitario', adaptación de las aventuras del héroe del serial radiofónico del mismo título. ¿Qué podía fallar? Si nos fijamos en sus resultados críticos y comerciales, TODO. Somos pocos, muy pocos, los que nos empeñamos en defender una película con la que Verbinski continuaba experimentando con el género al igual que había hecho dos años antes con 'Rango', fascinante homenaje animado al western desde la psicodelia. Una aventura empeñada en convertir la tradición en parque de atracciones, plagado de set pieces deslumbrantes en su ejecución y de una ambición incomprendida. Una obra que ha quedado como fracaso absoluto y que, por desgracia, no parece que el tiempo vaya a ubicar en un lugar mejor. Seguiremos disfrutándola en silencio.
'Deuda de honor' (2014)
Afortunadamente, en 2014 las cosas fueron mejor. Tommy Lee Jones dirigía y protagonizaba 'Deuda de honor', película que, pese a llegar a nuestras carteleras un año más tarde, se convertía en uno de los trabajos más interesantes del pasado ejercicio cinematográfico. Western extraño, irregular, por momentos fascinante, por momentos fallido. Con destellos de genialidad inesperados, Lee Jones cuenta una historia de muerte y redención, soledad y liberación, locura y lírica. Un trabajo perfecto para disfrutar junto a 'Los tres entierros de Melquíades Estrada', estupendo postwestern fronterizo con el que el actor se estrenaba como director en el largometraje en 2005.
'El viaje de Arlo' (2015)
Pixar se lanzó al western en su intento de salvar lo que parecía un proyecto maldito. Reformaron toda la historia, empezaron de cero y nos trajeron esta conmovedora historia sobre la amistad con muchísimos guiños al western clásico. Desde los tiranosaurios vaqueros a los escenarios áridos, pasando por escenas en las que no hacen falta palabras.
Por desgracia, el público no respaldó este experimento, que ha pinchado en taquilla y se ha convertido en la película con menor recaudación del estudio. Una pena, porque no solo es una historia muy emotiva, es uno de los mejores westerns de los últimos años.
'Los odiosos ocho' (2016)
¿Y cómo empezamos 2016? De nuevo, Tarantino. 'Los odiosos ocho' es el nuevo western del director, un regreso por la puerta grande que supera a 'Django desencadenado' a través de una aparente sencillez. Una película que bebe del teatro, de los misterios de Agatha Christie y de la elegancia visual de un John Ford que se antepone en esta ocasión a Leone en la lista de preferencia de Quentin, para dar forma a una magistral demostración de cine en estado puro. Un maestro en pleno dominio de sus facultades que sirve un festín narrativo en toda regla, apoyado por un reparto en permanente estado de gracia. Una última obra maestra que añadir a un género repleto de ellas. Una nueva prueba de que el poder del western continúa intacto. Ya sea con la desolación tras un disparo por la espalda, el espectáculo de los trenes a toda velocidad, la belleza de los caballos recorriendo paisajes nevados en medio de la noche o la melancolía implícita de los héroes cansados de serlo, nos sobran motivos para seguir amando un tipo de cine como el de antes, como el de ahora, como el de mañana.