Nacido en Chicago en 1935, William Friedkin es uno de esos nombres que continúan perpetuando su legado como parte de los cineastas que conformaron el Nuevo Hollywood en la década de los setenta. Con una treintena de trabajos como director, incluyendo largometrajes, documentales y telefilms, Friedkin debutaba para la televisión a principios de los sesenta. Tras dirigir en 1965 un episodio de 'Alfred Hitchcock presenta', parecía que la suya iba a ser una carrera dedicada a la pequeña pantalla, hasta que llegó su ópera prima.
En 1967, y con Cher y Sonny como protagonistas, estrenaba 'Good Times', spoof movie que se reía de los tópicos del cine clásico. Después, llegarían 'The Birthday Party' y 'La noche del escándalo Minsky's', ambas estrenadas en 1968. Sería tras 'Los chicos de la banda' (título icono queer) y 'Contra el imperio de la droga' (por la que se llevó el Oscar) cuando el nombre de Friedkin ya lograba consolidarse como uno de los nuevos realizadores a los que seguir la pista.
En los márgenes del mainstream
Tal y como vendrá pasando con la mayoría de los nombres del Nuevo Hollywood (David Lynch, Robert Altman, John Cassavetes, Brian de Palma, Terrence Malick, Martin Scorsese o Paul Schrader, por citar algunos), Friedkin ha sido uno de esos directores que han compaginado sus acercamientos a un tipo de cine perpetrado por los grandes estudios, con propuestas mucho más radicales y de un aire puramente indie, es por ello que en el presente especial hacemos una selección con diez de sus títulos más representativos, entre los que se encuentran auténticas joyas de culto.
No cabe decir que el hecho de no incluir toda su filmografía es sinónimo de desprecio para aquellos otros films de Friedkin, de cuya carrera también forman parte comedias como 'El mayor robo del siglo', thrillers como 'Jade', 'Reglas de compromiso' o 'The Hunted (La presa)', incluso ejemplos de un idilio intermitente con la televisión, para la que ha dirigido desde episodios de 'Historias de la cripta' y 'CSI: Las Vegas', a telefilms. Además, el documental ha sido uno de los géneros a los que ha dedicado parte de su vida, tal y como ya demostrase en 1974 con 'Conversation with Fritz Lang', o como corroboró en 2018 con su (hasta ahora) último trabajo, 'The Devil and Father Amorth', donde sigue con el objetivo de su cámara a un sacerdote nonagenario a través de una Italia rural en la que practica exorcismos reales.
Por todo esto y más, debemos ser conscientes de que seguimos ante una leyenda viva de aquel Nuevo Hollywood, y que se ha amoldado a la perfección a los nuevos tiempos y tendencias (las de mercado y las del público), las cuales ha hecho suyas sin importarle lo que piensen la crítica o los propios espectadores.
William Friedkin, de peor a mejor
'La Tutora'
En 1990, Friedkin presentaba el que se convertía en su largometraje número 13, con el cual regresaba al terror casi dos décadas después de haber revolucionado el género con 'El exorcista'.
Basada en la novela 'The Nanny' de Dan Greenburg, 'La tutora' iba a estar dirigida por Sam Raimi, quien finalmente tuvo que desvincularse del proyecto por problemas de agenda y dejar las riendas de la dirección a Friedkin, quien convertiría a Jenny Seagrove en la nueva cuidadora del bebé de una pareja que se acaba de mudar a la ciudad, y tras cuya aparente imagen angelical se esconde un oscuro secreto que tiene que ver con ancestrales sacrificios humanos de origen druida.
'Desbocado'
Inspirada en los asesinatos reales de Richard Chase, apodado El Vampiro de Sacramento, 'Desbocado' partía de la novela 'Rampage', escrita por William P. Wood y que el propio William Friedkin adaptó al guion en uno de sus thrillers menos recordados y que merecen una reivindicación.
En ella conocíamos a Charles Reece, un psicópata cuyo frágil estado mental le llevaba a acabar bebiéndose la sangre de sus víctimas, y a quien interpretó Alex McArthur, estando parte de la trama centrada en el juicio una vez Reece era capturado y cómo el fiscal del caso, Anthony Fraser (Michael Biehn), sufrirá un litigio interior en el que se enfrentarán su rechazo a la pena de muerte y la opción de que el asesino sea internado en un centro psiquiátrico.
'Vivir y morir en Los Ángeles'
Para su película número once, Friedkin abrazaba el neo-noir y nos presentaba 'Vivir y morir en Los Ángeles', una historia que se adentraba en los bajos fondos de la ciudad y de cuyo guion se encargó el propio director junto a Gerald Petievich, adaptando la novela homónima de este.
En ella, William Petersen es Richard Chance, un agente del Servicio Secreto de los Estados Unidos a quien se le encarga una investigación en torno a un asunto de falsificación de dinero. Después de que su compañero muera a manos de Rick Masters (Willem Dafoe), un capo falsificador al que están siguiendo la pista, el agente le prometerá a su nuevo compañero, John Vukovich (John Pankow), que está dispuesto a todo por capturar a Masters. Cueste lo que cueste.
'Bug'
Tres años después del batacazo en taquilla que había supuesto 'The Hunted (La presa)', Friedkin se renovaba y optaba por un título indie para el que contó tan solo con 4 millones de presupuesto.
Presentada en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes de 2006, donde sería premiada con el prestigioso FIPRESCI, 'Bug' convertía a Michael Shannon en Peter Evans, un veterano de guerra que ve insectos por todos lados a raíz de unas supuestas investigaciones que ha hecho con él el gobierno, y a Ashley Judd en Agnes White, una solitaria mujer que se cruzará en su camino y que acabará encerrada con él en la habitación de un motel de carretera de Oklahoma.
'Los chicos de la banda'
En 1970, 'Los chicos de la banda' se estrenaba siendo el cuarto largometraje como director de Friedkin, el cual adaptaba la obra de Mart Crowley, el mismo que se encargaría de adaptar al guion.
Dividida en dos actos y con la acción transcurriendo en un apartamento neoyorkino del Upper East Side en 1968, la historia ponía como protagonistas a nueve hombres, ocho de los cuales se declararán abiertamente gays frente a uno que asegurará ser heterosexual, en una de las películas que abanderarían el cine queer y que bien merece recuperar en pleno 2019.
'Killer Joe'
Tras el buen equipo que habían hecho en 'Bug' como director y guionista que adaptaba un trabajo original suyo, William Friedkin y Tracy Letts volvían a repetir en 2011 con 'Killer Joe'.
Con todos los ingredientes de un American Gothic aderezados con un genial tono de comedia negra, la película nos presentaba a Chris (Emile Hirsch) y Ansel Smith (Thomas Haden Church), un padre y un hijo que planean la muerte de la madrastra del joven (Gina Gershon) con el fin de cobrar del seguro y poder solucionar una deuda. Para llevar a cabo el plan, contratarán a Joe (Matthew McConaughey) un policía que compagina su labor como representante de la ley con la de asesino a sueldo.
'Carga maldita'
Basada en la novela de Georges Arnaud, la cual ya fue llevada al cine en 1953 por H.G. Clouzot bajo el nombre de 'El salario del miedo', en 1977 William Friedkin se coronaba como maestro del thriller con 'Carga maldita'.
En ella, un grupo de personas que se encuentra trabajando en América del Sur, es tentada con la opción de hacerse con una gran suma de dinero que les podría ayudar: deberán transportar a través de la selva un cargamento de explosivos ubicado en el interior de dos camiones. La tensión ante la situación de peligro a la que se exponen y las disputas entre ellos, serán banales si tenemos en cuenta que el material que llevan con ellos es altamente inestable.
'A la caza'
Con guion del propio Friedkin, en 1980 se estrenaba 'A la caza', infravalorada en su momento por parte de la crítica y que llegó a estar nominada a tres Razzie, siendo el paso de los años lo que la ha convertido en objeto de cierto culto, llegando a ser revisionada en forma de documental ficticio por James Franco y Travis Mathews en 'Interior. Leather Bar'.
'A la caza' llegó a los cines como pieza controvertida debido a su alto contenido sexual y acompañada de las quejas del colectivo gay de Nueva York, alegando que el universo de los leather bars y cuartos oscuros que retrataba, era un tópico negativo para el colectivo, que al parecer no supo leer más allá de su premisa, en la que Al Pacino interpretaba a un policía que se debía infiltrar en los más sórdidos lugares de ambiente de Nueva York, para así poder capturar a un asesino en serie que está matando a hombres homosexuales.
'Contra el imperio de la droga'
William Friedkin ganaba el Oscar al Mejor Director en 1972 gracias a 'Contra el imperio de la droga' (que se llevó un total de cinco estatuillas, incluyendo la de Mejor Película), su quinto largometraje.
Ernest Tidyman adaptaba al guion el trabajo de Robin Moore, dotándole del realismo con el que golpeó a los espectadores de la época esa historia en torno a dos policías, quienes están dispuestos a todo con el fin de desmantelar una red de tráfico de drogas en la ciudad de Nueva York. La interpretación de Gene Hackman como el detective Jimmy Doyle, marcó ciertos estereotipos a la hora de construir personajes solventes para cualquier thriller o neo-noir que llegase después.
'El exorcista'
A día de hoy, cuesta imaginar qué hubiera sido de la historia del cine de terror si en 1973 no se hubiese estrenado 'El exorcista', la película que más de cuarenta años después de su estreno sigue siendo considerada como una de las más terroríficas de todos los tiempos y mejor consideradas por público y crítica.
Basada en la novela homónima de William Peter Blatty, quien adaptó él mismo el guion, en ella conoceríamos a Regan (eterna Linda Blair), una niña convertida en el punto de mira para una serie de fenómenos sobrenaturales girando a su alrededor, lo que llevará a que su desesperada madre (Ellen Burstyn) contacte con un sacerdote. La única solución posible será la de realizar un exorcismo, el cual sigue siendo el más perturbador del cine de género por muchos imitadores que le hayan salido.
