Todos tenemos una década favorita en la extensísima filmografía de Woody Allen. Es lo que tiene ser uno de los grandes genios de la historia del cine durante los últimos sesenta años. Sin embargo, parece prácticamente seguro que, en la mayoría de los casos, los setenta y los ochenta serían las etapas más destacadas por casi cualquier persona a la que se le preguntara al respecto. Y lo cierto es que, teniendo en cuenta la cantidad de obras maestras que acumuló en esos veinte años el bueno de Woody, tiene sentido.
Ya fuera desde la comedia más absurda o desde los dramas de tono lento y esencia desgarradora, propuestas más arriesgadas e incomprendidas, sí, pero igualmente disfrutables, Allen comenzó a hacerse un gigante película a película, demostrando un talento, personalidad y universo propio tan únicos como imprescindibles. Luego vinieron cimas de alturas incalculables, pero la importancia de los primeros pasos siempre tiene algo especial.
Todas y cada una de las películas que conforman este especial contienen el característico y reconocible sello de su ilustrísimo autor, suponiendo una perfecta puerta de entrada al mundo Allen. Un espacio repleto de gags maravillosos, diálogos de auténtico oro, personajes memorables y cine en estado puro. Los comienzos de un maestro inigualable.
El cine de Woody Allen en los 70, de peor a mejor
'Bananas'
La segunda película de Woody Allen juega en la misma liga que su predecesora, la hilarante 'Toma el dinero y corre', lo cual, aunque le haga perder algo parecido al factor sorpresa, asegura un número importante de gags para el recuerdo. De inicio a fin, 'Bananas' es una comedia en la que todos y cada uno de los chistes caen de pie, generando sonoras carcajadas desde el diálogo y el gesto. Mención especial para un Allen actor entregado en cuerpo y alma a la búsqueda de la risa constante. Una pequeña joya cuya posición en esta lista demuestra el tremendo nivel de su autor desde sus comienzos.
'El dormilón'
La ciencia ficción como campo de juegos y diversión. Señalada en su momento por el prestigioso New York Times como, atención, la '2001: Una odisea en el espacio' de Woody Allen, etiqueta tan desproporcionada como comprensible en cierto modo, 'El dormilón' es una prodigiosa comedia en la que cada escena adquiere el tono y aroma del oro cinematográfico. Puede que pierda algo de fuelle en su tramo final, de acuerdo, pero la cantidad de recompensas en forma de escenas memorables obtenidas hasta ese momento hacen que se le perdone absolutamente todo. Maravillosa.
'Toma el dinero y corre'
Aunque 'Toma el dinero y corre', el magnífico debut cinematográfico en solitario de Woody Allen tras la olvidable 'Lily, la tigresa', se estrenó en Estados Unidos en 1969, su llegada a nuestro país no se produjo hasta el verano de 1972. Mereció la pena esperar, ya que hablamos de una de esas comedias hilarantes que se observan entre lágrimas provocadas por gags infalibles. Imposible enumerar todos los chistes para el recuerdo que ofrece una de las grandes películas de Woody Allen, aunque normalmente no tenga la consideración merecida frente a propuestas más cerebrales y complejas.
'Todo lo que usted quiso saber sobre el sexo pero nunca se atrevió a preguntar'
Al igual que ocurre con todas las obras que se componen de varias historias, 'Todo lo que usted quiso saber sobre el sexo pero nunca se atrevió a preguntar' no siempre alcanza las mismas cotas de genialidad, pero cuando lo hace, y es en la mayoría de las ocasiones, el logro cómico es de un valor inigualable. Con un impresionante reparto como guinda soñada para el proyecto, Woody Allen compone aquí una auténtica sinfonía de la carcajada cuyo poder para divertir sigue inalterable al paso del tiempo. Algo muy parecido a una obra maestra del género.
'Interiores'
Quizá por estrenarse después de la aclamadísima y premiadísima 'Annie Hall', la soberbia 'Interiores' fue recibida con bastante frialdad. También se trataba del primer drama de Woody Allen, género donde el cineasta siempre se ha fijado en la Biblia Ingmar Bergman, por lo que el impacto entre público y crítica fue contundente. Sin embargo, hablamos de una rotunda obra maestra donde la dirección, el guion, la puesta en escena, la música y el extraordinario reparto femenino están a un nivel excelente de la primera a la última escena. Un incomprendido prodigio al que el tiempo cada vez va situando más en su justo lugar dentro del Olimpo Allen.
'La última noche de Boris Grushenko'
La gran joya escondida dentro de los primerísimos compases de la trayectoria de Woody Allen acierta desde su mismo título: 'La última noche de Boris Grushenko'. Definida de manera acertadísima por varios críticos como la perfecta mezcla de Tolstoy y el cine de los hermanos Marx, este clásico de culto da en el mismísimo centro de la diana con cada gag, resultando tan divertida en sus diálogos y escenas delirantes como fascinante en un acabado formal digno de mención.
'Annie Hall'
Y llegó Annie. A lo largo de la década de los setenta, Woody Allen había conseguido introducir en Hollywood su modelo de comedia alocada y siempre pegada al absurdo. Un camino de éxitos que explotó por completo con el estreno de 'Annie Hall', para algunas personas, la obra maestra definitiva de su carrera. Para todos, el punto de inflexión definitivo dentro de una carrera deslumbrante.
La taquilla, siempre agradable con el cine de Allen pero pocas veces entusiasta, se volcó por completo con este romance repleto de sentido del humor y melancolía que, en fondo y forma, esconde mucho más que la clásica historia de chico conoce chica, suponiendo un espectacular salto de madurez para el cineasta, también en su condición de guionista de mente privilegiada. Incluso la Academia, históricamente reticente a la comedia, se rindió ante ella, otorgándole cinco nominaciones y cuatro Oscar, los correspondientes a Mejor película, Mejor director, Mejor guion original y Mejor actriz para una fascinante Diane Keaton. Un triunfo indiscutible que terminó de redondear la leyenda de una película destinada a ser uno de los grandes clásicos de la historia del cine. Expectativas cumplidas.
'Manhattan'
¿Qué alabanza se puede añadir a la hora de hablar de un monumento del séptimo arte del tamaño de 'Manhattan'? Probablemente, ninguna. Solamente volver a afirmar que, efectivamente, estamos con toda probabilidad ante el trabajo más redondo y esencial de ese cineasta único e imprescindible llamado Woody Allen. Clásico se queda corto.
'Manhattan' es Nueva York, Woody Allen, Diane Keaton, el diálogo perfecto, la escena adecuada, el encuadre oportuno, el movimiento de cámara acertado, los personajes inolvidables, la poesía en fondo y forma. No hay muchas películas mejor dirigidas ni escritas por Allen. Volver a ella es un lujo, pero debería ser una obligación. La perfección en blanco y negro. El mejor Woody Allen