Jaume Roures, el jefe de Mediapro, ha presentado orgulloso en San Sebastián su cuarta colaboración con Woody Allen. La nueva película del director neoyorquino se rodará en San Sebastián desde esta semana hasta el 20 de agosto y contará en clave de comedia romántica la historia de una pareja que visita el festival de Donosti. Tiene previsto su estreno el año que viene, al menos en España, aunque aún no hay una distribuidora en la ecuación.
Esta es la película 51 de Woody Allen y llega en uno de los momentos más difíciles de su carrera: su anterior cinta, 'Día de lluvia en Nueva York', fue bloqueada una vez terminada por la productora, Amazon, después de que resurgieran las acusaciones de abuso sexual por parte del director a su hija adoptiva Dylan Farrow. El juicio se saldó hace más de dos décadas con el veredicto de no culpable, pero el movimiento #MeToo está haciendo que Hollywood le dé más voz a las supuestas víctimas de abusos sexuales en la industria. Mientras tanto, Allen ha encontrado distribuidoras para la película en Europa (en España la estrenará A Contracorriente en octubre) e incluso se espera que se vea en festivales como el de San Sebastián o Venecia.
En la rueda de prensa, el director ha evitado responder directamente a cualquier cuestión que se acercara a la controversia: no tiene malas palabras para sus actores, ni siquiera para aquellos como Timothée Chalamet que han renegado de su trabajo con él (el
joven actor está en 'Día de lluvia en Nueva York'); ni tiene, asegura, "la capacidad para comentar movimientos sociales o políticos" como los que están ocurriendo en Estados Unidos. Sí ha reiterado su deseo de seguir trabajando, a pesar de las dificultades: "Nunca he pensado en retirarme, no se me pasa por la cabeza. Hace años que decidí concentrarme en mi trabajo, pase lo que pase en mi vida, ya sean cuestiones políticas, personales, de salud, mi trabajo es todo lo que absorbe mi tiempo".
Un periodista ha preguntado si Allen considera a Europa, y más concretamente España y Mediapro, un salvavidas para su carrera. El director no ha respondido su pregunta, pero Roures ha querido matizar que ellos son "una gota en el océano de Woody Allen. No salvamos la vida de los genios, los genios se construyen ellos solos". Allen sí ha querido dejar claro que él no tiene el control sobre si se estrenará o no 'Día de lluvia en Nueva York' en Estados Unidos: "Lo único que me importa es que al público le guste lo que hago", ha zanjado.
Sobre el fenómeno #MeToo y la oportunidad de trabajar con Woody Allen han sido claras las dos actrices del reparto presentes: Elena Anaya y Gina Gershon. Ambas se sienten afortunadas de que les llame "el mejor director del mundo", en palabras de la española: "Creo en la justicia, y solo soy responsable de mis trabajos, y he elegido este por el director, el reparto y el maravilloso guion. Me alegro de que este hombre viera una vez 'La piel que habito' de Almodóvar y de estar sentada ahora mismo a su lado". Por su parte, Gershon dice que ni se lo pensó cuando recibió la llamada de Allen: "Ahora mismo en Estados Unidos es una locura, personalmente creo que tenemos que examinar cada situación por sí misma y decidir cómo nos sentimos con ellas, y en este caso estoy muy emocionada de estar aquí".
Allen no considera que sea más difícil hacer reír al público estadounidense aunque ahora estén alzando la voz más grupos de minorías que examinan los límites del humor: "Al público se le hace reír más fácilmente con climas políticos tensos. Con la actual administración hay más crítica, más sátira, algunos de los movimientos de comedia más sublimes han surgido recientemente. La comedia funciona siempre y en todas partes, surge la risa ya sea cálida o nerviosa".
Una comedia romántica en San Sebastián
Sin desvelar el presupuesto (a Roures le parece alto y a Allen bajo, eso sí), y sin adelantar los detalles de la historia o sus personajes, el equipo ha afirmado que es uno de los mejores guiones que han leído nunca. En la mesa se encontraban Sergi López, que ha insistido en lo contento que está con su papel ("no pasa desapercibido") y Wally Shawn, el único que ya ha trabajado anteriormente con Allen y con el que no coincidía desde 2004 en 'Melinda y Melinda'.
Lo que sí se sabe es que aprovecharán el verano en San Sebastián. "No me gusta pasar mucho tiempo fuera de casa, así que escribí una película para pasar con mi familia un tiempo en un sitio tan precioso y pintoresco como esta ciudad. Quiero rodar mi visión de San Sebastián como he rodado mi visión de París o de Nueva York". Todo un honor para la ciudad donostiarra, cuyo centro se entregará durante las próximas semanas al rodaje de Woody Allen, en el que se recreará el Festival de San Sebastián como el escenario perfecto para una historia de amor y para homenajear a los grandes cineastas, avanza el director.