Decir que Bryan Singer y su Patrulla-X marcaron el camino a seguir por el cine de superhéroes actual es una obviedad. Habrá quienes piensen que abrieron la Caja de Pandora que nos ha conducido a un periodo de sobreexplotación del género que acabará por destruir la industria. Y habrá quienes consideren que ya iba siendo hora, que tantas y tan buenas historias no podían quedarse en el papel y ahora que la tecnología lo permite, debían expandirse al cine y la TV para llegar a cuanta más gente mejor.
Pero críticos y defensores estarán de acuerdo en que 'X-Men' [Bryan Singer, 2000] (sin olvidar 'Spider-Man' [Sam Raimi, 2002]) marcó un punto de inflexión no solo en el género, sino en el cine de entretenimiento en general. Una fórmula de éxito (con algún que otro altibajo) que de momento nos ha dado cinco entregas y dos spin-off, amén de -como mínimo- otros cinco largometrajes de aquí a pocos años.
Fue el éxito de la franquicia de FOX la que motivó a Marvel a crear su propia división cinematográfica y a luchar por recuperar los derechos de los personajes que malvendió años antes (venta motivada por una acuciante deuda que amenazaba con matar a la compañía), para luego erigirse como adalid del género a través de su universo compartido. Este aspecto es muy interesante, ya que la competición de las distintas compañías ha derivado en una retroalimentación que ha ido configurando los códigos del género que se resumen esencialmente en los conceptos de continuidad y crossovers (conceptos adaptados de sus referentes viñeteados).
Así, las diferentes entregas de cada franquicia ya no pueden entenderse como títulos independientes, sino como parte de un todo mucho mayor. El caso más llamativo (y reciente) lo encontramos en 'Vengadores: La era de Ultrón', pero los X-Men, no le han sido ajenos a esta herramienta y un film como 'X-Men: Primera generación' que partía como un reinicio, se ha visto integrado dentro de la línea establecida por la primera entrega a través de 'X-Men: Días del futuro pasado', concebida para reactivar la trilogía original eliminando sus aspectos más controvertidos y, al mismo tiempo, estableciendo un nuevo rumbo a seguir.
Un poco de historia
Si bien hablar de "origen del género" con 'X-Men' sería faltar a la verdad, sí es cierto que definió un punto de arranque que todos han seguido desde entonces. Ciñéndonos al campo cinematográfico (con lo que obviaríamos el Batman de Adam West, "La Masa" de Lou Ferrigno o el Spider-Man de Nicholas Hammond, así como aquellos seriales de los primeros 40 [de los que, de forma muy tangencial, da cuenta la estimable 'Hollywoodland' con Ben Affleck "encarnando" a Superman]), podríamos hablar de una primera etapa que abarcaría de 1978 a 1992 con el 'Superman' de Richard Donner y los 'Batman' de Tim Burton a la cabeza. En esta fase hay productos olvidables como 'La Cosa del Pantano' de Wes Craven o la italianizada 'Capitán América', además de títulos convertidos en cult movies como 'El vengador tóxico'.
Quizás sea la segunda etapa (que ocupa la segunda mitad de los años 90) la que sirve como auténtico referente para el nacimiento de 'X-Men' y despegue definitivo del cine superheróico. 'Blade' o 'Spawn' mostraron el potencial de los efectos visuales, devolviendo así mismo la esperanza a un género que llevaba unos años dando tumbos, donde los 'Mistery Men' liderados por Ben Stiller se presentaban como la apuesta más interesante. Entre los 'Batman y Robin' o 'The Phantom' había poco espacio para ser optimistas. El género estaba tomando un cariz demasiado ingenuo carnavalesco; 'Blade' o 'El protegido' pondrían las primeras piedras y 'X-Men' confirmó el cambio de tendencia.
Caminos paralelos
¿Qué fue antes, el huevo o la gallina? ¿Quién sentó las bases actuales del género, Singer o Raimi? 'X-Men' llegó un par de años antes que 'Spider-Man', pero Sam Raimi ya coqueteó con los cánones del género en 1990 gracias a 'Darkman', donde Liam Neeson se liaba una venda en la cabeza para impartir justicia (y venganza) a sus enemigos.
Las industrias del cine y del cómic se veían necesitadas de un empujón que atrajera nuevos seguidores. Sony y Fox, antes de perder los derechos de sus respectivos personajes, lo vieron claro. Y Marvel Comics también. La editorial sacó su línea Ultimate que reinterpretaba su cosmos adaptado a un público contemporáneo con dos colecciones: 'Ultimate Spider-Man' y 'Ultimate X-Men' (a las que posteriormente se sumarían 'Los Ultimates' o 'Ultimate Fantastic Four'). El mismo año, Singer conquistaría la taquilla con 'X-Men' y, más adelante, Raimi con 'Spider-Man'. En ambos casos había un flujo de ideas incesante entre las películas y los cómics, influenciándose mutuamente.
La idea fundamental de ambas franquicias era la de humanizar a sus personajes. Sí, eran seres con grandes poderes, pero estaban apegados a sus respectivos entornos y sufrían los mismos problemas que el resto de nosotros. Y el ser héroes no les garantizaba tener el favor del mundo, más bien lo contrario. Pero bueno, más o menos todos conocemos los derroteros que fueron tomando cada una de las franquicias. Una primera entrega sorprendente, una segunda de confirmación y de superación de las expectativas y una tercera que, siendo económicamente satisfactorias, a nivel creativo provocaron más decepciones que alegrías. De hecho ambas franquicias fueron cortadas y relanzadas desde cero (aunque, como hemos comentado, la Patrulla-X ha sabido reconducir la situación).
Boom del género
Auspiciados por ambas franquicias, el resto de estudios se lanzó (y no ha parado) a crear productos y más productos con tipos en mallas. Y no solo tirando de adaptaciones, films como 'Sky High. Una escuela de altos vuelos' o 'Mi super ex-novia' probarían con personajes originales. Títulos para todo tipo de público, la máxima a seguir es que nadie se quede sin un superhéroe (ni espectadores ni productoras). Y cuando la franquicia mutante estaba en ese momento de incertidumbre del final de su primera fase fue cuando despertaron los dos monstruos actuales: Warner/DC y Marvel Studios (luego Disney/Marvel).
En medio de la "guerra" Nolan - Iron Man que marcaría el tono de las películas de cada estudio (las deceítas mucho más oscuras y trágicas, y las marvelitas más aventureras y desenfadadas), los X-Men buscaron un punto intermedio y buscaron su propio referente. Si Warner cuenta con Batman y Disney con Iron Man, Fox tiene a Lobezno, quien ha sufrido un profundísimo lavado de cara para hacerlo más atractivo al público general, estilizando y erotizando su apariencia. Una afrenta para los puristas de las historietas pero que ha calado de tal forma que ya pocos se imaginan un Lobezno sin Hugh Jackman.
De hecho, mientras que Disney ha ido configurando un universo por piezas que encajan en sus películas evento, y Warner ha empezado a hacer lo propio a partir del Superman de Zack Snyder, Fox ha seguido el camino inverso, dejando libre a Lobezno después de explotarlo (y poniéndolo en el centro de la acción) en sus films grupales. Así mismo -y quizás esta sea una de las claves más importantes del éxito y longevidad de la franquicia-, los mutantes han optado por no imitar las fórmulas y tonos de sus competidores. explorando terrenos de la ciencia ficción más pura como la evolución y la selección natural o los viajes en el tiempo.
Futuro mutante
Con más de media docena de publicaciones previstas por Marvel Comics para los próximos meses, el futuro de Lobezno y el resto de mutantes está más que garantizado. De tal forma que los agoreros tendrán que guardar sus consignas y esperar otra oportunidad. La editorial no va a deshacerse de sus personajes por más que sus derechos cinematográficos estén en manos de terceros.
En cine, el campo que nos interesa, mientras Warner y Disney pelean por ver quien lo tiene más grande (el universo), Fox empieza a atisbar un futuro dorado para sus personajes, explorando nuevos territorios y preparando un relevo importante de actores y mutantes. Tomando 'X-Men: Apocalipsis' como final de su segunda fase y dando protagonismo a los previsibles sucesores de Lobezno (esto es, Masacre [o Deadpool en el original] y Gambito) en el plano más comercial, llegamos a un momento crítico para la franquicia. Esta siempre ha estado acechada por las dudas y no son pocos los proyectos sospechosos por los cambios de última hora. Sirvan de ejemplo 'Lobezno Inmortal' (que en un primer momento iba a ser dirigida por Darren Aronofsky) o la próxima 'Gambito' (ahora mismo sin director). Y aún así, siempre ha sabido reponerse.
Y es que, además de una tercera (y definitiva) entrega de las aventuras de Lobezno en solitario (que tomará como inspiración el cómic de Mark Millar 'El viejo Logan'), otros dos proyectos han dado pequeños pasos desde 2013: 'X-Force' (que vendría a ser un equipo de operaciones encubiertas dispuesto a ensuciarse las manos como no podría hacerlo la Patrulla-X) con Jeff Wadlow (director de 'Kick-Ass 2: Con un par') como guionista; y 'Nuevos Mutantes', en cuyo guion trabaja actualmente Josh Boone y que vendría a ser un nuevo grupo de estudiantes adolescentes de la Escuela de Charles Xavier para Jóvenes Talentos.
Así pues, el futuro a corto-medio plazo para los mutantes y el género superheroico está asegurado, y no parece que vaya a ser flor de un día, por más que Steven Spielberg opine lo contrario.