Se hizo famosa en TikTok haciendo comedia de los problemas diarios a los que se enfrenta una adolescente británica negra y trans. Eso fue mucho antes siquiera de interpretar a Ellie en 'Heartstopper', papel que ha trascendido a Yasmin Finney como un gran ejemplo de representación de las jóvenes del colectivo. Este año se une al reparto de 'Doctor Who' como Rose, un personaje también trans. Sin embargo, no todo es tan bonito como parece, ni como podría ser.
"La popularidad que me ha llegado con la serie trae mucho peligro", cuenta Finney a Teen Vogue. Al estar en el ojo público, la actriz se ha convertido en el blanco de abusos verbales que llegan incluso a materializarse en mensajes que atentan contra su vida. "Cada día es un riesgo, cada día es una cuestión de vida o muerte".
A pesar de que la serie es un ejemplo idílico de un espacio seguro para jóvenes LGTB+, asegura que hay gente a la que no le gusta la serie. "Ahora tengo que ser aún más cuidadosa, porque no solo tengo la presión de la comunidad, sino que también tengo a gente que me sigue desde cuentas privadas enviándome amenazas de muerte".
Sin embargo, tiene clara su actitud al respecto: "Da mucho miedo, pero también es la vida, y es lo que viene con el papel". Por desgracia, no todo el mundo reacciona a la realidad de la sociedad LGTB+ como en la serie. Ser un ejemplo público de las personas trans produce situaciones de mucha presión en las que debe reafirmarse en sus precauciones: "Asegurarme siempre de que estoy a salvo, que estoy rodeada de la gente adecuada y de que tengo mi cabeza en alto en cualquier ocasión, sea porque usen los pronombres equivocados en el set o en la vida real".
El peligro de ser un modelo a seguir
Por otro lado, hay aspectos muy bonitos y gratificantes: su rol en la serie ha hecho que muchas personas den el paso adelante y afirmen que son parte del colectivo trans. Y no todas son adolescentes: "Me llega gente que tiene 30 años mandándome mensajes como «Oh, Dios mío, he salido del armario como trans porque vi a Ellie»".
La actriz pasó mucho tiempo buscando algo que la representara a ella, "a quien yo soy, como Yasmin". Relata que, tras buscar sin éxito, llegó a la conclusión de que nunca vería a alguien como ella en televisión. "Nunca voy a poder hacer lo que quiero. Nunca voy a poder hacer lo que me gusta. Nunca voy a tener una vida segura por cómo soy", pensaba.
Ahora, ella misma es ese ejemplo de representación y se da cuenta de la importancia no solo de representar, sino de "ser representación". "Mi trabajo no ha terminado aún. Esto es solo el principio", asegura Finney, que afirma que queda mucho por hacer. "Quiero ser capaz de cambiar el mundo. No quiero solo estar en una pantalla y darle a la gente un mundo de fantasía, porque no es la realidad, solo es arte".