Grindhouse de autor

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Crítica de '31'

De JaviParra

07 ene 2019

7,0

Sin spoilers

Llevada a cabo gracias a una campaña de crowdfunding con un presupuesto estimado de un millón y medio de dólares, '31' no solo se convierte en la película más low cost de su director, sino que gracias a ello es por lo que se postula como su gran título exploit hasta la fecha, el cual podría estar más familiarizado con el tándem que componen sus dos primeros largometrajes, alejándose totalmente de la esencia del horror que había representado con su acercamiento a las brujas de Salem.

Siguiendo la estela de lo que Rob Zombie ha venido haciendo a lo largo de su trayectoria, nos encontramos con una selección de actores la cual sirve como reivindicación de una época cuyas producciones están siendo objeto de estudio, recuperación y (en muchos de sus casos) restauración a día de hoy. Para ello, vuelve a contar con nombres que desfilaron por producciones que ahora se recuerdan como míticas y que sirvieron para conformar todo ese caldo de cultivo que conformó el grindhouse.

Meg Foster, vista ya en 'The Lords of Salem', vuelve en clave de heroína y abandona el rol de antagonista con el que lidió en dicho film. Jeff Daniels Phillip, presente en el mismo título que Foster y a quien también pudimos ver en 'Halloween II', es uno de los principales protagonistas. Junto a ellos están Lawrence Hilton Jacobs y Kevin Jackson, con unas carreras abocadas a la televisión y las películas directas a vídeo. Serán capitaneados por la musa del director, Sheri Moon Zombie, convertida aquí en una final girl de las de manual. Los cinco encarnan a un grupo de carnies, trabajadores de una feria nómada que serán secuestrados por unos perturbados que les obligarán a jugar a un juego llamado 31, en el que disponen de doce horas para sobrevivir a una serie de psicópatas disfrazados de payaso que se las harán pasar canutas.

Las inglesas Jane Carr (de la serie 'Divorciados') y Judy Geeson ('Una vela para el Diablo', 'El estrangulador de Rillington Place'), forman junto a Malcolm McDowell el mortal trío al mando de tan brutal juego. Ellos son Sister Serpent, Sister Dragon y Father Murder, respectivamente, una representación macabra del poder que ejerce el capitalismo sobre los más débiles (la opresión de una clase burguesa satirizada a través de esos disfraces de corte barroco), además de ser quienes lleven las riendas del entretenimiento, el cual podría entenderse dada la cronología de los hechos (Zombie nos vuelve a llevar hasta sus queridos años setenta, concretamente hasta 1976) como una suerte de preludio en la historia del Club de Caza ideado por Eli Roth para 'Hostel'.

Con '31', Zombie no daba un paso atrás en su carrera, si no que lo hacia adelante, pero esta vez ha posando su mirada en el pasado con más fuerza que nunca. Y eso no le exime de ser uno de los cineastas que más fuerte vienen pisando en los últimos años. Porque gracias a él y a un selecto nombre de autores de actualidad, el cine de género con aroma retro está más presente que nunca. Porque en muchos de los títulos incomprendidos de hoy, se encuentran las películas de culto del mañana. Y entre todas ellas, hay un nombre que siempre estará presente: el de Rob Zombie y su espíritu grindhouse.

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