Justin Lin llegó para acomodar la saga

Puede que Tokyo Race sea la peor para la gran mayoría de los espectadores y fans de la saga A todo gas, puede que sea la más estúpida y diferente de todas, tanto que cambiasen el reparto entero en cierto modo antes de llegar a la tres siguientes que dieron un vuelco y tono de aire fresco increíble. Justin Lin llegó con un material a empezar para cambiar un poco lo visto en las dos anteriores, pasó de las carreras ilegales al drifting y pasamos de Toretto y O'Connor a un simple menor de edad echado para adelante que se va a Tokyo donde su padre es un tanto sinvergüenza sin por supuesto valorar a su madre. Un conjunto de tópicos presenta Justin Lin con un libreto de Chris Morgan apoyado por otros y la verdad es que visualmente y en el ámbito musical me parece la mejor de las tres primeras ya que las posteriores las veo como un punto de inflexión y aparte de estas otras. Lin llegó para quedarse temporalmente pero fue el que mejor conoció a los personajes ya que les dirigió hasta en cuatro ocasiones y aunque aquí fuera un novato supo asentar las bases del género, empezando de forma un tanto ridícula pero sin obviar el estilo cani engendrado por Rob Cohen seguido de Singleton. Black es un cara palo como era de esperar pero su personaje tampoco le hace mucha justicia aunque tengo que decir que hay escenas que me gustan bastante porque en vez de ser el chulo de turno resulta ser el fracasado, típico pero realmente divertido.

Tokyo Race no es una maravilla de hecho ni siquiera llega al nivel de la primera pero logra superar la ligera decepción de su predecesora 2 furious. No está Diesel momentáneamente ni nadie del reparto original pero logra ser una historia llevadera y entretenida con estupideces y fantasmadas pero sus virtudes que la hacen una cinta sin pena ni gloria realmente divertida.