
Sin caer por la madriguera
Sin spoilers
Si en algo estaba casi todo el mundo de acuerdo, era en el hecho de que el universo de Lewis Carroll, sería un guante para el cineasta gótico, onírico, turbador y surrealista de Tim Burton. En cierta medida se ha conseguido, pero sólo en el envoltorio fatuo autoconsciente de la propuesta visual (pobre en mi opinión), desplazando la narrativa, el imaginario y la magia creada por el inglés Charles Lutwidge Dodgson, verdadero nombre de Carroll.
Varias cosas me han producido el film tras verlo: ¿dónde está el Burton inventivo, alucinógeno, hiperactivo y transgresor de antaño? Aquí tenía chicha para lucirse a tomo y lomo, entonces ¿por qué ha perdido semejante oportunidad? Da la sensación de haber querido quitarse de encima Alicia cuanto antes, incómodo, nada acertado, a ratos taciturno con la narrativa, y desprovisto de sus mejores armas, lucidas espléndidamente en películas como "Charlie y la fabrica de chocolate" por ejemplo. Por momentos se atisbaba el Burton que hacía aguas en "El planeta de los simios", ése remake innecesario y borrón enorme en su brillante carrera. Su Alicia parece querer arrancar en todo momento sin conseguirlo y, quizá sea, por intentar mostrar una visión personal distinta a la obra original. Loable por supuesto, pero fallida.
Burton toma referencias de los libros "Alicia en el país de las maravillas y A través del espejo", para componer una tercera aventura a medio camino de todo sin llegar a ninguna parte. El espectador termina su visionado con el sabor agridulce de no haber caído por la madriguera durante el mismo; no como esperaba.
Su narración es tan precipitada que no da tiempo a quedarse con algún personaje, sencillamente porque apenas los pincela sin presentarlos, de ahí la difícil tarea de encariñarse; a excepción del sombrerero loco interpretado por el actor fetiche del director Johny Depp, dado que es junto con el gato invisible y el conejo blanco, los seres más carismáticos, queridos y recordados. A eso contribuyó la estupenda película animada de Walt Disney de 1951.
Pero, aún estando bien, Burton desaprovecha a Depp (que a veces se le escapaba el pirata Jack Sparrow), como muchas otras cosas para haberse dado un festín de autentica locura. Su país de las maravillas da la sensación de estar continuamente en las mismas localizaciones. Todo resulta muy igual, monótono. Su gótico es de cartón piedra, con tintes grisáceos. Se aleja de lo realmente turbador y políticamente incorrecto de la obra de Carroll, que no olvidemos, fue un señor que entre muchas aptitudes: la fotografía, la lógica, matemáticas y escritor, era sacerdote anglicano.
Burton es mucho más monacal con su Alicia, a la cual hacia su tercio final convierte en una especie de Juana de Arco o San Jorge contra el dragón, de reminiscencias religiosas y tintes mesiánicos, con puesta en escena con déjà vu a "El señor de los anillos".
Entrando en su técnica, los efectos especiales no son nada del otro mundo y fallan por momentos, que inclusive se deduce donde hubo una pantalla verde; movimientos abruptos de los personajes digitales y un nulo interés en la batalla final carente de acción o garra, que parece haber sido dirigida sin moverse de la silla. Vi su trailer en 3D, y es quizás el gancho más llamativo para el público absorbido con tal formato tras la fiebre de Avatar; pero hemos de decir que el film fue rodado en 35mm normal y montado a 3D posteriormente, por lo tanto mucho más pobre; y sino, miren ustedes el timo de la estampita visto en Furia de Titanes.
Concluyendo diremos que la cinta animada del citado Disney (que también paga ésta, en concreto 200 millones de dólares), es hasta la fecha la mejor versión de Alicia, llena de color, vida, surrealismo, locura, momentos y juegos de palabras brillantes (¿recuerdan la fiesta del feliz no cumpleaños en la mesa del banquete con el conejo y el sombrerero loco?); eso unido a un uso de la animación y la música exquisitos, que no en vano supuso uno de los proyectos más deseados y costosos del creador de Mickey Mouse.
A destacar la actriz Mia Wasikowska que da vida Alicia, convincente en su adultez y serena belleza, así como el camino de iniciación y redención de su aventura para aplicarlo al mundo real, preso de las costumbres caducas, la pose, la superficialidad y mediocridad de la decadencia del periodo victoriano. Y la partitura del siempre acertado Danny Elfman , un habitual del director. Lástima que se quede en un mero bien cuando pudo haber sido notable o sobresaliente.
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