
Una narración excesivamente personal
Sin spoilers
'Desconocidos' es una de esas películas en las que, si consigues entrar en todo (trama, personajes y tono), probablemente acabes maravillado, pero si no consigues hacerlo en alguna de las partes, su retrato es tan personal e íntimo que es posible acabes descarrilado.
Seguramente lo que más chirría con respecto a una película más convencional es el tono, que Andrew Haigh ha querido hacer casi alucinógeno y, en muchas partes, claustrofóbico. La ausencia de personajes más allá de los cuatro protagonistas otorga al conjunto cierta monotonía y, aunque todos nos imaginamos lo que está pasando, cuesta mucho imaginar cómo eran ciertas relaciones a través de las dinámicas reencarnadas, sobre todo, por Scott y Foy.
El conjunto es, desde mi punto de vista, tan frío y, en cierto modo, impersonal, que cuesta empatizar con los personajes y entrar en la trama, que en el desenlace explica ciertas cosas pero no otras. Pero estamos ante un filme que no busca desvelar un misterio como en 'Los otros', sino los sentimientos de un personaje. Al final acaba quedándose un poco en tierra de nadie.
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