COMO LA VIDA MISMA

Ver esta película ha supuesto para mi un volver al cine de siempre, al de antes. Al cine dónde se contaban historias reales, del día a día, con sus momentos de tragedia y de comedia. Porque esta película tiene eso, momentos entrañables, emotivos, difíciles, cómicos y hasta de denuncia. Todo ello acompañado por actores con andadura suficiente en el mundo del cine, el teatro y la televisión, como María José Alfonso, Manolo Zarzo, Máximo Valverde, Saturnino, Silvia Casanova y Jesús Guzmán (Crónicas de un pueblo), entre otros muchos, de sobra conocidos.

Anna Utrecht y Octavio Lasheras, guionistas, directores y productores de esta historia han luchado por un sueño y lo han llevado a cabo con las profesionalidad que les caracteriza y los medios de los que disponían. De hecho es una película que ha sido nominada para los premios Goya, así como algunos de sus actores. Pero quizá sea lo menos importante, porque lo interesante es la historia que te crea querer saber y conocer, en cada momento, que les ocurre a los personajes. Porque Amalia en el Otoño no es solo una historia, son muchas pequeñas historia dentro de la historia principal. El desarrollo de la misma se centra en una residencia para personas mayores, dónde tanto los residentes, como los profesionales se funden en una gran familia, que es lo que realmente son, la familia que recoge a las personas que ya no pueden estar solas en sus casas o han sido abandonadas por los hijos.

Eso es lo mejor de Amalia en el Otoño, el homenaje que se hace a nuestros mayores, incluidos los protagonistas de esta historia.

Quizá deberíamos pensar en ello.