
Mi crítica de 'Amy (La chica detrás del nombre)'
Sin spoilers
"Amy" empieza con un "Happy Birthday" inocente e improvisado, y ya, desde este punto, te das cuenta que poco tiene que ver esa imagen que se nos presentó de la estrella de la música con la niña que creció rebelde en Reino Unido. Una de las frases que puede describir a la película, y una de las primeras que se escucha de la propia Amy Winehouse, es que "si fuera una estrella no podría soportarlo", esto, dicho de una adolescente mientras desayuna, no parece gran cosa, pero sabiendo el fatal desenlace (y desconociendo aún la historia que hay detrás) hace reflexionar ya desde el inicio del film de lo que es la vida de esa chica detrás del nombre.
El documental supone una sucesión de imágenes de archivo perfectamente sincronizadas con una recopilación de audios, que hacen que esta historia de amor tome un ritmo inmejorable, de tal modo que los 128 minutos que dura el metraje transcurren en un suspiro. La describo como historia de amor porque, además de introducirnos en las entrañas de las composiciones de la cantante, ayudando a entender sus letras de la manera más honesta, y de modo que cada canción tome un nuevo sentido al descubrir la verdadera historia que hay detrás, esta película nos hace ver cómo alguien es capaz de darlo todo por una persona, aunque eso la lleve a la más absoluta decadencia, algo que el director Asif Kapadia ha sabido transmitir con cada uno de los testimonios que nos brinda.
Uno sale de la sala de cine con la sensación de que le debía algo a Amy, con ganas de pedir perdón a una desconocida, y eso difícilmente se pueda conseguir con una película de ficción, porque sí, este es un claro ejemplo de la famosa frase "la realidad supera a la ficción".
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