Zombis cantores

Ante la falta de imaginación imperante en la industria del cine, está claro que hace falta innovar, y algunos cineastas se lanzan a la piscina como buenamente pueden. Lástima que estos experimentos cinematográficos muy pocas veces salgan bien. Y, si no, que se lo pregunten a los guionistas de Ana y el apocalipsis.

El film nos sitúa en un instituto inglés en el que todo parece normal, hasta que los muertos vivientes comienzan a invadir la ciudad, y a arrasar con todo lo que ven. Es en ese momento cuando Anna y su pandilla tendrán que hacer lo posible para salvar a todo el que puedan.

Resulta realmente decepcionante que algo que se presupone gamberro por naturaleza acabe siendo tan sorprendentemente ingenuo, pero así es esta película: una mezcla de musical adolescente y producto puro de zombis que no consigue innovar en ninguna de sus facetas, y que se rige por las normas más trilladas de ambos sub-géneros. Se ve con relativa facilidad, pero no podemos olvidar que ciertos aspectos originales en el apartado sangriento y alguna que otra canción pegadiza no son suficientes como para recomendar una obra de dichas condiciones. Sin duda, una gran oportunidad desaprovechada.