Cuando esperamos más

Nos hemos acostumbrado a que Pixar haga buenas películas, que, por cosas del destino, son de animación. Hemos apreciado su talento tanto técnico como artístico en la saga de Toy Story, UP, Wall-E... y en otros casos, sólo técnico en obras como "Cars" y su secuela.

En el caso de Brave, esta película de una princesa escocesa adolescente supone un problema. Sí, está magníficamente realizada; los personajes parecen marionetas por su realismo, la animación de pelos, pelajes, aguas, los saltos de cámara... todos están realizados a la perfección.

Es en el guión donde le vemos las costuras al "kilt" de Mérida y su familia. Parece como si hubieran terminado el guión deprisa y corriendo después de haber finalizado los diseños informáticos. Una historia "pelea familiar que se resuelve con lágrimas y el poder del amor"? tan típica que no parece digna de Pixar.

Es que John Lasseter y compañía nos han acostumbrado mal. Esperábamos magia, innovación... y nos hemos encontrado una película del montón. Bellamente hecha, sí, pero aburrida, típica, del montón. A la media hora empezamos a estar hartos de hermanitos traviesos (a la cuarta trastada suya, uno empieza a esperar que los pillen), padres simplones, madres gritonas, escoceses belicosos y princesas adolescentes más gritonas incluos. Sólo la aparición de la bruja aporta un soplo de aire fresco... pero es tan breve que enseguida nos volvemos ahogar en los mensajes de cualquier película.

En definitiva, cuando esperamos más de Pixar, Brave puede sabernos a muy poco.