Blockbuster de alta velocidad.

Hoy en día se está viviendo una época en el cine en la que los superhéroes destacan por encima de cualquier producción cinematográfica. Hay un exceso de cine comercial cargado de efectos especiales y CGI cutre, y aunque me considere un gran seguidor de este estilo de cintas, bien es cierto que todo en abundancia es malo e inclusive corrosivo para nuestra inteligencia.

Bien, con este film es completamente distinto, Brad Pitt resurge de las cenizas después de que la academia le haya otorgado aquel aclamado oscar brindándonos un peliculón como dios manda.

La trama es envolvente, es obligatorio prestar atención a cualquier detalle para no perder el hilo argumental, cosa que no veía desde varios meses y que me recordó bastante al cine de Tarantino. David Leitch demuestra su talento a la hora de dirigir secuencias de acción, entregándonos unos planos de infarto mediante los cuales mantendrá entretenidos a más de uno. Es violenta, muy divertida sin comedia forzada estilo Marvel, chistes ingeniosos y grandilocuentes los cuales en más de un momento he conseguido estallar de risa, sin hablar de la originalidad e imaginación irreverente que conserva la película.

Para concluir, esto es lo que ocurre cuando se pone corazón a una película, sin recurrir a la propaganda política, ya sea progre o conservadora, e inclusión forzada.