El cine es lo más parecido que encontraremos al Paraíso en la Tierra

Estaba yo en pleno "tour" de películas europeas cuando un día descubrí una película de la que nunca antes había oído hablar (quizás por mi relativa corta edad). El caso es que cuando me desocupé de mis prioridades más inmediatas me decidí a ver "Cinema Paradiso".

Con cierto escepticismo al principio, fue enganchándome poco a poco en la historia, en todos los sentidos, no solo por el retrato de la historia post bélica italiana, si no por las relaciones sociales ideológicas que se estaban produciendo, y sobretodo, por cómo estas se entremezclaban entre sí para ir a coincidir en el pequeño cine del pueblo.

Cuando faltaba sobre media hora para el final ya me empezó a entrar el llanto tonto (o eso pensaba yo), pero la verdad es que, aunque no me diera cuenta, mi emoción iba in crescendo. Cuando ya quedaba poco para que acabara, recordé el esquema teórico de cómo debía ser una obra maestra ya desde la Edad Griega (presentación, nudo y desenlace). Las dos primeras ya estaban plenamente colmadas, pero me parecía imposible de creer que el final fuese la guinda perfecta del pastel. Y para mi sorpresa, así fue. Me derrumbé por completo. La proyección que aparece al final de la cinta es sencillamente la mejor película de la historia.

La banda sonora, la ambientación, los diálogos, los personajes, los actores... todo está perfecto. La relación entre Totó en sus distintas edades y Alfredo es encantadora. La trama es un homenaje al cine, desenfadada pero sin caer en el melodrama. Me sorprende increíblemente que esta película no la conozca nadie de mi generación (al menos que yo sepa), mientras que, curiosamente otras, sin menospreciar, como "La vida es bella", que es de un estilo parecido, sea tan venerada, aún cuando, en mi opinión, es evidentemente inferior a esta (es curioso que las historias sobre judíos sean tan fácilmente mediáticas, ¿no?).

Lo dicho, considero mi deber transmitir al mundo el conocimiento de esta cinta, de obligado visionado, en la que Tornatore nos enseña algo que ya sabíamos: que el cine es lo más parecido que encontraremos al Paraíso en la Tierra.