El Antiguo Testamento del Cine

Le pongo este título debido a un comentario de una crítica que apodaba a "Pulp Fiction" como "El Nuevo Testamento" del cine. En cierto modo, comparto esa idea, y creo que, salvando las distancias, ambas cintas tienen muchas cosas en común. Pero esto no es casual, pues si "Ciudadano Kane" será recordada por siempre, a parte de por romper tantos moldes en su época, es por el legado que ha dejado en la mayoría de cineastas posteriores.

Si quieres dedicarte a ser cineasta, esta película debe ser tu manual de iniciación. Orson Welles debuta en la gran pantalla con una obra tan magnífica que él mismo siente la necesidad de involucrarse en ella, recalando en el papel de protagonista. De sobra es conocido el afán del director por recrear ambiciosas historias, las cuales muchas de ellas terminaron en fracaso (o incomprendidas). La trama es muy buena, pero la cinta no destaca por eso. Parte la estructura lineal comenzando por el final, un final necesario para que el espectador sea cómplice de los personajes que investigan el significado de "Rosebud". Lo que parece que al principio da información privilegiada al espectador, este acaba por unirse a la necesidad de estos investigadores que acaban sabiendo lo mismo que nosotros. Solo el final, el cual ya no puede cambiar nada en el transcurso de la historia, es el que diferencia al espectador de esos periodistas.

Además de lo que generalmente se entendía por cine, el "qué" contar, Welles añade el "cómo". La trama adquiere amplitud gracias a los efectos técnicos de cámara, desde la escena de la bola de cristal, pasando por la introducción del protagonista (ya fallecido) a través de un documental, hasta la del transcurso del tiempo sentados en una mesa. De este modo crea escuela, los cineastas ya no se contentan con contar de manera convencional una historia, si no que se empiezan a introducir elementos novedosos que enriquecen en gran medida el cine (ejemplos de esto son la fragmentación temporal inversa de "Memento", el decorado minimalista de "Dogville", la introducción de varios recursos narrativos como hablar al espectador o hablar fuera de cámara en "Annie Hall", etc).

Más allá del apartado técnico, el argumento es sencillo, cuidado, urbano, contemporáneo, entendible por todo tipo de públicos; introduce dosis de sátira, crítica, política, historia, sentimientos... Welles, no solo como gran director, si no como gran artista que era, trasmite su carácter en su obra, haciéndola propia, mostrándola como a él le parece que debe ser.

Es cierto que de todo lo mencionado como novedoso, en realidad, no inventa nada, pues estas técnicas ya habían sido utilizadas antes, pero el director las reinventa, las mezcla brillantemente con su guión para hacer una indudable obra maestra, tan ambiciosamente avanzada en todos sus aspectos que podría ser perfectamente contemporánea. Es el ejemplo perfecto de un joven y talentoso director que decide plasmar en su primera película todo lo bueno que ha aprendido del cine e intentar elevarlo a un nivel superior.