La película que todos querríamos vivir algún día.

¿Ah no? Seguro que nunca has sentido que te apetece un día diferente en tu rutinaria vida de mierda como lo que pasa por ejemplo en esta atractiva película. Correr a lo loco con la polla para arriba todo el día, que parece salirse cada vez más y más del camisón, esquivando balas y trincándote a tu novia en lo que es un polvo descomunal. Soltar los brazos, expandirlos al cielo, mirar al frente y sentirte el rey del mundo, que puedes hacer todo lo que quieres. Dar rienda suelta, acabar con todo lo que odias, conducir una moto de pie, enchufarte hasta las cejas de coca y sentir, por una puta vez que estás vivo. Atreverte con todo, no temer a la muerte ni a nada en este mundo, volar sin alas, caminar sobre el agua Puede ser que todo eso vaya en contra de los ideales puritanos y en su mayor parte conservadores (más de lo que imaginamos) bajo los cuáles estamos acostumbrados a vivir, pero es así. Puede ser lo que este hombre ha hecho no es lo que muchos entendemos por 'ejemplo de buena vida, una existencia ordinaria y ejemplar', pero yo, amigo lector y tú también amigo validador, que puede que tengas ganas de no publicarme esto por introducir términos como 'polla' y 'polvo', creo que lejos de quedarse tan lejos como a muchos les parece de una vida idílica se acerca bastante más de lo que nos dejan divisar nuestros prejuicios y nuestras férreas apariencias a lo que es la vida plena. No digo que todos los días hay que acabar tirándote boca abajo de un avión y de liarla parda, sino que siempre hay que tener algo encima de esa esencia salvaje y alocada que nos presentan Mark Neveldine y Brian Taylor y que contorna a la perfección un actorazo más que adecuado para solventar con gran éxito y virtuosismo el papel de Chev Chelios. No nos lo tomemos todo al pie de la letra, pero cojan nota, amigos chimpances, lectores resabidos, o lo que viene a ser lo mismo o lo contrario, a veces no está de más meter un poco de Crank en las venas de tu vida.