Totalmente previsible, pero entretenida

El omnipresente Shia LaBeouf da vida a Kale Brecht, un joven adolescente que se ve recluído en casa después de pegar a su profesor de español (el padre de Kale murió en accidente de coche mientras él conducía). A partir de ahi, y ante la frustración de la soledad y el aburrimiento, decide espiar a los vecinos. Se fija principalmente en dos: Ashley, la vecina de al lado y Robert, el otro misterioso vecino del que sospecha ser un asesino en serie. A partir de ahí, la película discurre de una forma totalmente previsible, sin ningún sobresalto para el espectador y con el final que todos esperamos. A saber, el vecino es el malo malísimo, la madre de Kale pasa de él, se enamora de la vecina buenorra y, al final, logran "descubrir" al asesino, y Kale acaba liándose con la vecina.

La película en sí reposa fundamentalmente en dos pilares: el propio Shia LaBeouf, al que podemos ver en casi todas las películas que se estrenan últimamente, y David Morse, que ya dio vida al malísimo abogado que iba a por 'House' en la serie de FOX. El resto de personajes, la verdad, bastante planos, con interpretaciones muy limitadas y que parecen estar ahí para cumplir la cuota de "tía buenorra y amigo pajillero" que toda buena película de adolescentes debe incluir.

Dicho lo cual (totalmente previsible y muchas partes superficiales y planas), la película es entretenida, sin más pretensiones. Cuenta con una correcta factura técnica, y una buena ambientación en el típico suburbio americano. Eso sí, se parece más a la clásica película de adolescentes en la que no hay que comerse mucho el coco, que a algo que dé miedo y terror. Para pasar una tarde.