
Viaje de pirados
Sin spoilers
Después de la película original noventera, de la que admito no recordar demasiado, y de una precuela con diferentes actores que podríamos definir de Serie B, llega a los cines una secuela que no acaba que hacer que nos reconciliemos con dos tontos tan tontos.
En el film, Jim Carrey y Jeff Daniels vuelven a meterse en la piel de Lloyd y Harry, respectivamente. Este último necesita un trasplante de riñón de forma urgente y, cuando se entere de que tiene una hija, no dudará en emprender un disparatado viaje junto a su inseparable amigo para que ella sea su donante.
La larga espera, para aquellos que la aguardaran, no creo que haya merecido la pena. Los hermanos Farrelly, de capa caída después de la imaginativa Amor ciego (2001), han propuesto un esquema argumental simplón y mil veces visto, que tiene la suerte de albergar algún gag de una inteligencia desternillante, y la desgracia de estar plagado de una ingente cantidad de bromas y bromazas mediocres. Sin duda, los actores protagonistas, a pesar de que tampoco podamos decir que estén en el mejor momento de su carrera, sí están muy por encima del nivel del material que se ven obligados a interpretar. Solo para fans y espectadores poco exigentes.
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