
La 'feeling-good movie' de la temporada
Sin spoilers
Algo tienen en el Reino Unido para hacer ese tipo de películas que te dejan buen rollo dentro del cuerpo: un personaje con carisma, una historia de superación, música que todos conocemos y, ¡boom!, estás dentro sin poder evitarlo. 'Eddie el Águila' es otro éxito de estos a los que me refiero en el que brilla con luz propia un Taron Egerton que pide a gritos más atención en el cine, más allá de esmóquines y pistolitas.
Según he leído después, la película ha tardado más de 17 años en hacerse realidad. El propio Eddie afirma en alguna entrevista que se alegra de que esto haya sido así porque, por fin, se tiene la tecnología para plasmar las emociones al subirse en unos esquís: la altura, la velocidad, todo se siente con un veracidad que, en ocasiones, asusta.
Aunque deja un poso agradable y una sonrisa en la boca, no se puede negar que no sea previsible y, por ello, en ocasiones se haga algo aburrida; sin embargo, para mí, no es ése el gran pero de la película: Hugh Jackman vuelve a hacer el mismo papel de siempre que ya huele a chamusquina y que te hace pensar durante toda la película si verdaderamente era el más indicado para el papel o ha sido una mera estrategia de marketing.
Críticas de los usuarios