Ego: un magnífico rato en una sala de cine

Una sorpresa y una muy agradable: eso es "Ego". Una película estupenda, para pasar como si nada un buen rato de cine; para sentir la tensión, el suspense de un buen thriller diferente a otros que haya usted visto; para reflexionar sobre la enfermedad mental; para compartir la desesperación de una chica que se encuentra perdida; para pensar en la soledad y la amistad, en el amor de una madre que trata de seguir a flote? Una historia sucientemente claustrofóbica, con una banda sonora sencillamente ES-PEC-TA-CU-LAR y una sonido igualmente ES-PEC-TA-CU-LAR. Que te llevan en volandas a lo largo del metraje, con el corazón angustiado de realidad y locura, a partes iguales.

Gran trabajo de Alfonso Cortés-Cavanillas, estando sin estar en la dirección. Quiero decir que parece que no esté, pero vaya si está. Está llevando con mano firme el ritmo y el desarrollo de un guion excelentemente escrito y trenzado. Hay directores que parecen estar siempre presentes en cada plano de sus películas, para bien o para mal. Me parece que no es el caso. Alfonso desaparece ? ustedes ya me entienden ? para que luzca, nos atrape, nos seduzca y nos acongoje su historia, su película; no otra cosa.

Nada de eso, - esa seducción, esa atracción - sería posible sin la veracidad, la realidad de unas actuaciones espléndidas. María Barranco sorprende, cuajando su doble papel de tal manera que hay momentos que uno piensa que actuando hay dos personas distintas como en la película hay dos personajes distintos. Admirable actuación, en la que resuelve espléndidamente no pocas dificultades.

Marian Álvarez nos transmite con una facilidad que sorprende el dolor, la preocupación, el desconcierto, el miedo de una madre aterrada ante la posibilidad de volver a revivir una pesadilla. Otra actuación esplendorosa, por su íntima veracidad.

Y Pol Moreno, el amigo fiel y entregado, el único apoyo de la protagonista, ha dotado a su personaje de matices que sin duda están en el guion y que son cruciales para darle hondura a la historia. Ha resuelto, con brillante sencillez, el problema de sacarlos a la luz, de darles él también, veracidad.

Un magnífico rato en la sala, y alguna reflexión de interés a la salida. Esto es lo que ofrece "Ego", y, créanme, no es poca cosa. ¿Qué otra cosa, si no, es el cine?