
Rancia, sexista y anticuada
Sin spoilers
Qué idea más equivocada me hice de 'El otro guardaespaldas' cuando vi su póster por primera vez hace unos meses. La imagen de Ryan Reynolds sosteniendo en brazos a Samuel L. Jackson me pareció muy simpática, y sin apenas saber nada de la película, supuse que se trataría de una parodia del cine de acción de los 90. La imagen que Reynolds se ha labrado gracias a 'Deadpool' y a su divertida personalidad en redes sociales acabaron por formar en mi cabeza la idea de una película que para nada era lo que me imaginaba.
'El otro guardaespaldas' no es una parodia de las buddy films de los 80 o los 90, es una comedia de acción que parece directamente salida de aquella época, un despliegue de humor y mamporros sin atisbo de autoparodia o ironía que reproduce lo peor de este subgénero: el machismo, los topicazos, los estereotipos, las tramas absurdas... Es decir, la misma machirulada anticuada de siempre, con el agravante de estar protagonizada por dos actores de los que se podría haber sacado mucho partido de haber contado con el material y el director adecuado.
El realizador de 'El otro guardaespaldas' es Patrick Hughes, que dirigió 'Los mercenarios 3'. Así que todo lo anterior encaja (y yo me lo podría haber esperado si lo hubiera sabido de antemano, mea culpa). Es una pena, porque Reynolds es un actor cómico muy solvente y aquí aguanta bastante bien el tipo teniendo en cuenta las circunstancias, además de que tiene la química adecuada con Samuel L. Jackson (que ha venido para soltar sus "motherfucker" y cobrar su cheque, sin importarle hacer el ridículo por completo). Pero el buque se hunde completamente por culpa de un enfoque casposo y rancio, insisto, como si el film se hubiera hecho hace tres décadas. Lo único que la delata como película de 2017 es que su factura técnica es bastante notable, en especial en lo que respecta a las secuencias de acción y las peleas, muy bien coreografiadas y ejecutadas.
Pero eso es todo. 'El otro guardaespaldas' es el mismo actioner que hemos visto en incontables ocasiones, que se cree más gracioso de lo que es, cuando en realidad solo está siendo ofensivo, arcaico y machista (no me hagáis hablar de los dos personajes femeninos, Élodie Yung, mujer "fuerte" a la que solo se recurre para mover la trama romántica de Reynolds, y Salma Hayek de nuevo prestando su cuerpo a la exhibición de sexismo más lamentable del año). Pero es que por si todo eso fuera poco, la película es además pesadísima. Con dos horas de metraje y una historia más bien escuálida para rellenarlas, se alarga hasta la desesperación. Una oportunidad para actualizar este tipo de películas desperdiciada en una patochada de lo más vulgar y mediocre que reproduce y celebra lo peor del género.
PD: Lo de Gary Oldman merece mención aparte. El otrora respetable actor británico, que también tenía que pagar las facturas, cae realmente bajo interpretando (es un decir) a un despiadado dictador de Europa del Este que parece directamente salido de una película de Dolph Lundgren. Para taparse la cara de vergüenza.
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