Fría y sin alma

Una película extraña, por la falta de sangre de sus personajes, que nos muestra a la parte más baja de la sociedad finlandesa: gente sin formación, con trabajos precarios y vidas tristes. Él es un alcohólico que pulula de trabajo en trabajo como alma en pena y ella, una solitaria, también con una situación laboral penosa, pero más centrada, en busca desesperada del amor. Los dos actúan, al igual que el resto de actores, de forma muy robótica, como si carecieran de sentimientos. Los escenarios donde se desarrolla el metraje son sórdidos y llenos de gente sin presente ni futuro: mucho alcohol.

Todo muy lúgubre. Si la sociedad finlandesa es así que el Nostre Senyor els agafi confessats. Mare meva. Entre ellos surge el amor, pero un amor, como toda la película, extraño, mucho.