
Deseando desaparecer
Sin spoilers
Si con Ghost Rider: El motorista fantasma se sembraron ciertas dudas acerca del futuro de este personaje en la pantalla grande, Espíritu de venganza determinaría la falta de inteligencia y carisma para llevar a cabo un proyecto que debía de levantar una muy alta probabilidad de fracaso.
A mí particularmente, Ghost Rider: El motorista fantasma, me había agradado tras un avance cordial de una trama simple y entretenida, y un Nicolas Cage comprometido y, sin dudas, bastante adecuado en su papel de Johnny Blaze. Pero esta segunda parte demuestra un deterioro imposible de no ver en una dirección que, simplemente, dio pena en todo sentido.
Primero en principal, una historia muy poco elegante que nos enfoca personajes de bajo interés y con una sobreactuación descabellada. Nicolas Cage se encuentra lejos de un aceptado primer papel, y se encuentra sumergido en notables fallas, tanto por el lado de Johnny Blaze que Ghost Rider.
La trama simplemente no termina de gustar. Los personajes y su escaso sustento dentro de la historia no mantienen un ritmo estable, y a pesar de ser sencillamente entretenida tras efectos y luchas, parece ridícula y poco seria por momentos, como si de un chiste de mal gusto se tratara.
Nunca una película genera una pérdida de tiempo teniendo en cuenta las diversas opiniones que podemos encontrar en un arte de tanta magnitud como lo es el cine, pero Ghost Rider: Espíritu de venganza, no presenta siquiera intenciones de mejorar, con un guión poco efectivo, un reparto que deja muchísimo que desear en su trabajo, adaptaciones de poco interés hacia personajes, y un Nicolas Cage tan sobreactuado que genera pena verlo. Un sabor muy angustioso para una secuela que debía remontar fuertes y contradictorias críticas con respecto a una primera parte que, a mí personalmente, me había convencido.
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