
Una fascinante Jennifer Lawrence justifica un thriller pasado de rosca
Sin spoilers
Te puede gustar más o menos el trabajo interpretativo de Jennifer Lawrence, te pueden atraer o no sus películas, pero lo que no se puede negar es que la actriz arriesga mucho a la hora de escoger papeles. Lo demostró en 2017 con 'madre!', una de las películas más osadas y demenciales que ha avalado un gran estudio de Hollywood, y continúa esta vena kamikaze con 'Gorrión Rojo', en la que interpreta a una exbailarina de ballet convertida en espía rusa.
'Gorrión Rojo' supone el encuentro de Lawrence y Lawrence, de Jennifer y Francis, director de 'Los Juegos del Hambre', con el que desarrolló una estrecha amistad y relación profesional durante a saga del Sinsajo. Ponerse en sus manos para un papel como el de Dominika Egorova manifiesta un gran nivel de confianza, ya que se trata de un trabajo exigente, tanto a nivel físico como mental. En 'Gorrión Rojo', Lawrence se vuelve a tirar de cabeza a la piscina, sin agua.
La primera mitad del film es de lo más sórdido que se ha visto últimamente en el cine de Hollywood. En ella asistimos a la formación de la protagonista como agente especial en una academia que enseña a sus estudiantes a usar su cuerpo y el sexo para conseguir lo que quieren. Tras la violación de su intimidad que sufrió en 2014, Lawrence ha decidido aceptar este papel para retomar el control de su cuerpo, desnudándolo y utilizándolo como arma de empoderamiento. Aunque lo cierto es que la mirada masculina que recorre todo el metraje amenaza constantemente con derribar sus intenciones. Lawrence parece al mando, pero la explotación es innegable.
En su segundo acto, 'Gorrión Rojo' se transforma en un thriller de espías al uso. La trama se retuerce y los giros se suceden hasta llegar a su rebuscado desenlace. El desarrollo es farragoso, pero se agradecen los riesgos que toma. Por ejemplo, la película no se apoya en la acción, sino en el suspense, lo que la aleja de 'Atómica', un film con el que es inevitable compararla. Al final, 'Gorrión Rojo' destaca sobre todo por atreverse a sumir a su protagonista en una historia de lo más truculenta y oscura, y sobre todo por la interpretación de Lawrence, que construye a un personaje tan difícil como fascinante de descifrar (también ayuda estar acompañada de secundarios de excepción como Joel Edgerton, Matthias Schoenaerts, Jeremy Irons y Charlotte Rampling).
'Gorrión Rojo' es fallida, pero la osadía que hay depositada en ella la convierte en un ejercicio cuanto menos interesante.
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