
100% realista. El mejor 3D hasta ahora. Obra maestra
Sin spoilers
El espacio y la astronomía en general es uno de los temas que más me apasionan. Por ello suelo amar ciertas cintas de Ciencia Ficción que tratan de ampliar nuestros límites de la imaginación y hacernos soñar con cosas que hasta ahora no hemos descubierto o que no podemos explicar con respecto al Cosmos.
Ésa era mi relación del espacio con el cine hasta ahora. Llega Gravity, una película totalmente realista, y sin duda posible, que de esta forma no llega a tocar el campo de la "Sci-Fi" en ningún momento.
Digo esto porque considero Ciencia Ficción aquel género en el que se introducen elementos que no pertenecen a nuestra realidad pero podrían serlo en el futuro o en una realidad ligeramente paralela. En la nueva obra de Alfonso Cuarón no hay nada de esto. Todo es real.
Ese realismo es un conjunto de factores que conducen a una experiencia inmersiva como pocos otros films consiguen.
Está claro que el alma, o mejor dicho, el pilar de Gravity son los efectos digitales. Hace tiempo que había llegado el fotorrealismo a la creación de objetos por ordenador, pero aquí eso se reafirma elevado a su último exponente. Podrían colarnos uno de los frames como si fuera una fotografía de la NASA, que ningún ser humano de este planeta dudaría un segundo de su legitimidad. La movilidad y reacción de las cosas, en interacción con otras, en un medio tan desconocido como el espacio, están recreadas de una manera extraordinaria. Desde fuerzas motrices, pasando por el agua, la luz, el fuego... Todo ello se representa tal y como ocurriría más allá de nuestra atmósfera.
El 3D, que complementa a esos efectos, es absolutamente increíble. He podido sentir vértigo, vacío e infinito. Sin duda ésta es la historia ideal para abusar de este sistema. Planos muy diferenciados en profundidad, e imágenes bastante estáticas y amplias. Gravity sin 3D sigue siendo una película muy buena, pero la experiencia no será, ni de lejos, la misma.
La belleza de las imágenes es capaz de cautivarnos. Unas preciosísimas instantáneas de la Tierra, con todos sus colores, con toda su enormidad. La luz, la simple luz de sol, es utilizada por Cuarón de forma magistral. Aumentando su intensidad o disminuyéndola dependiendo de la situación (amaneceres, noche, pleno sol...) e inunda con una potencia increíble todos aquellos espacios y superficies que se muestran, ya sea por directa acción de nuestra estrella o por reflejo en nuestro planeta.
Antes he reculado al adjudicar a los efectos digitales la palabra 'alma', porque el alma en el buen cine siempre serán los personajes y su historia. Sandra Bullock está como nadie la vio jamás para interpretar a una mujer rota por una tragedia pasada, que tiene que decidir entre luchar por vivir o dejarse llevar por la muerte. Está claro el paralelismo entre sus tormentos y el incidente al que tiene que hacer frente en medio del vacío, y la actriz sobrelleva con brillantez planos muy largos y muy cerrados que la dejan sola frente a la cámara. Yo pediría una nominación al Oscar. Al menos nominación. George Clooney está ahí, simplemente. Cumple su cometido. Su personaje se hace un poco extraño por el excesivo aplomo y optimismo con el que se enfrenta a una situación que derribaría la balanza mental de cualquier persona, pero podemos entender que un buen astronauta debe comportarse así y debe pensar así. Al final su personaje es un pequeño empujón para que la verdadera protagonista siga comiéndose la pantalla.
Sobre la banda sonora, diría que es muy adecuada, con un par de fragmentos de emotividad ajustada a los momentos homónimos, y el resto una sintonía al son del agobio y la intensidad de las imágenes. Pero quizás yo me habría arriesgado un poco más, y habría incluido más silencio durante más minutos. De todas formas, la ausencia de ruido en el espacio se respeta, y eso es un triunfo. El sonido, cuando se emplea, es muy potente y al menos en la sala de cine extraordinario.
Me atrevería a llamar a Cuarón visionario, porque un director 'normal' no es capaz de imaginar -y mucho menos de ejecutar- planos secuencia de hasta 20 minutos. En bastante momentos el espectador se mueve por el escenario como un personaje más, y eso nos introduce de lleno -si no lo había hecho ya- en la aventura. Que apenas haya cortes a lo largo de la película contribuye al realismo y muestra el enorme talento de este hombre que está aportando tantas joyas al cine actual, y también, por supuesto, el esfuerzo y la eficiencia de actores y técnicos.
El plano en el que Sandra Bullock flota hacia el infinito, rodeada por oscuridad, sólo iluminada por las luces de su traje, encuadrada en el centro de la pantalla, con la inmensidad de las estrellas y la vía lactea detrás, es posiblemente una de las escenas más bellas y a la vez escalofriantes que he presenciado en un cine en toda mi vida.
Gravity es la odisea en el espacio realista que nunca antes se había podido presenciar. Es un hito en la historia de un cine en el que se creía todo inventado. Alfonso Cuarón firma una cinta visualmente perfecta, emotiva y agobiante, que marca un antes y un después en el género espacial, en el desarrollo de la acción, en el 3D, en los efectos digitales y en la forma a través de la cual las películas nos sumergen en ellas y nos asombran. Es una obra maestra que en el futuro tendré el orgullo de decir que disfruté en una pantalla grande.
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