
Se le pasó la rosca
Sin spoilers
Estoy desolado: ¿cómo se ha podido permitir que una de las más prometedoras franquicias de cómics en pantalla haya llegado a estas cotas de ignominia? Claro, solo hay que pensar que Disney ha comprado Marvel. Una vez clara esta aseveración, uno se explica en lo que han convertido a Iron Man. Ya no es un superhéroe. Ni es un rico play boy con problemas de alcoholismo y promiscuidad. No, ahora es un simple payaso, un zoquete que ve como su vida pasa por delante de sí mismo sin ser capaz de hacer nada, cogiendo unas cogorzas de muerte -¡¡incluso vestido de Iron Man!!- y dejando las riendas de todo en manos de los demás. Un cachondeo, vamos, orquestado y servido para los más pequeños. Y digo yo ¿por qué no cierran esta franquicia y se dedican a hacer películas de dibujos animados para los más pequeños, como ya hace Marvel/Disney en televisión? (especialmente deleznable es ver a Los Vengadores convertidos en bebés luchando por el mundo?). Todo lo que se prometía en la primera parte, se ha tirado por tierra: ese universo ?Ultimate? que se podía haber utilizado tanto en estética como en temática, se ha destrozado. Ni siquiera por la aparición de Natasha Romanoff (alias la Viuda Negra) o del Coronel Nick Furia se levanta un poquito el vuelo. Todo está bastante mal traído, sobre todo por haber cogido al actor Justin Theroux ?cuyo ÚNICO crédito como guionista es ?Tropic Thunder?- para escribir esta segunda parte, frente al sólido plantel que escribió la primera, Mark Fergus, Hawk Ostby, Art Marcum y Matt Holloway. Este equipo no solo respetó el planteamiento original de los míticos Stan Lee, Don Heck, Larry Lieber y Jack Kirby, sino que además hicieron evolucionar a todos los personajes, humanizándolos de manera ejemplar (recordemos que entre los títulos de estos guionistas está ?Hijos de los hombres? de Alfonso Cuarón y la revitalización de ?El Castigador? en ?Punisher: War Zone?, título este último nada ortodoxo, pero efectivo como filme de acción brutal). El hecho es que desde el principio ya olía la cosa: ¿por qué sustituir a Terrence Howard ?un excelente actor que dio vida en la primera parte de Iron Man a Rhodey- por Don Cheadle ?otro gran actor pero si el que ya estaba lo bordaba?¿por qué cambiarlo? ¿es que quería cobrar más? ¿es que Cheadle es más comercial?-. El resultado es que a Iron man se le han pasado las roscas de los tornillos, y se ha quedado hecho una piltrafa, con las juntas con demasiada holgura, y todo reducido a un espectáculo de efectos visuales apabullantes a cuál más impresionante?pero todo vacío. En esta segunda parte Tony Stark tiene serios problemas para que el gobierno de los Estados Unidos se frene al intentar poseer su tecnología militar. Para colmo, aparece Ivan Vanko, un ruso que parece tener parte de esa tecnología, retándolo en mitad de una carrera de coches en Mónaco. El mundo zozobra cuando un magnate rival de Star, Justin Hammer, intenta poseer esa tecnología para asegurarse contratos militares con el pentágono. En medio de todo este lío, resulta que Stark en un arrebato hace directora de sus empresas a su secretaria, y una intrigante pelirroja, Natalie Rushman, pasa a ser su asistente personal. ¿El resultado final? Mucho ruido y pocas nueces. Muchos vuelos, armaduras, infografía, chistes fáciles y muecas al mogollón? pero muy poco de cine. Y todavía menos de aventuras, porque aquí sabemos desde el minuto uno cómo va a terminar la película. Es un film muy pobre, paradójicamente y a pesar de todo el dineral que ha costado hacerlo ?concretamente, 135 millones de dólares-. Pobre por sus resultados, por su capacidad de emocionar ?realmente nula, ni en las secuencias de acción, ni en las secuencias más románticas?- y sobre todo, pobre por su NEFASTO guión.
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