
Kill Bill Vol.1
Con spoilers
Se dice que la década de los noventa fue la edad de oro del cine independiente norteamericano, no me atrevería a sustentar tal afirmación pues supondría una falta de respeto a maestros como Martin Scorsese, Woody Allen o John Cassavetes, pero sí podríamos afirmar que como ya ocurriera anteriormente con obras como "Mean Streets" o "Annie Hall", el torrente creativo de Tarantino supone la gran influencia cinematográfica de la década.
Obras como "Reservoir Dogs", "Pulp Fiction" o, en menor medida, "Jackie Brown" marcarán de por vida a una generación que se rinde ante un estilo bautizado como 'tarantiniano' al que se le aplaudía por su enorme creatividad en la narración y el uso de la banda sonora.
Este hecho resulta un tanto irónico, pues precisamente es su carácter cinéfilo el que provoca que su estilo narrativo y visual sea un compendio de numerosas influencias, que recorren desde el cine de tríadas procedente de Hong Kong pasando por el género 'ploitation', el cine de Sam Peckinpah y la 'Serie B', entre muchas otras.
A pesar de ello es en este aspecto donde ubico el punto fuerte del director norteamericano, alguien que aprendió desde la butaca, desde la experiencia expectante, logrando convertir a su estilo en algo fácilmente reconocible, de marcado carácter fetichista y violento.
La obra que hoy nos ciñe llega en un momento delicado para Quentin Tarantino. Con "Jackie Brown" enfrenta tanto a detractores como seguidores, debido a que deja de lado la violencia como conductor emotivo y adopta una historia mucho más clasicista y pausada, la cual a mi parecer se convierte en la cumbre de su carrera.
Pero debido a la diversidad de opiniones decide iniciar un nuevo ciclo recuperando una característica que años atrás había convertido en sello distintivo, la violencia vuelve a convertirse en el eje principal de su nueva obra, además convierte a "Kill Bill Vol.1" en todo un disfrute para el espectador cinéfilo debido a los continuos guiños hacia los que Tarantino considera sus maestros, de hecho desde los títulos de crédito se da rienda suelta a esta 'película conmemorativa' cuando introduce una frase dedicada a Kinji Fukasaku, director japonés de "Battle Royale", uno de los títulos favoritos del director norteamericano, que había fallecido este mismo año.
A partir de este momento Tarantino desborda todo su talento, destacando por encima del resto su proeza narrativa. Divide la historia en cinco capítulos, del cual sabemos que no obtendremos el desenlace definitivo pues como resalta en su título este es simplemente el primer volumen de una saga que aún continúa en construcción. Pese a parecer una gestión narrativa transgresora o novedosa, no es más que un recurso empleado desde el comienzo de su carrera que a su vez provenía de la influencia de Jean-Luc Godard.
Medida a todas luces arriesgada, pero gracias al genial trabajo de Sally Menke en la fase de edición, el resultado facilita la división de homenaje y homenajeados.
Es evidente el peso de la venganza como único catalizador moral, además de único objetivo tanto de nuestra heroína como de las villanas. Su personaje principal, una luchadora solitaria, nos recuerda a los personajes de Sergio Leone en concreto al interpretado por Charles Bronson en "Once upon a time in the West", cuyo único fin era vengar la muerte de su hermano.
Las sorprendentes coreografías creadas por Woo-ping Yuen, elevan sus escenas de artes marciales hacia cotas inusuales en el panorama occidental.
En conjunto, el resultado supone una experiencia frenética con la que recuperamos al Tarantino más puro, aquel que salpicaba con sangre, diálogos soeces y venganza a sus espectadores; toda una inyección de atmósfera 'tarantiniana' en vena.
Críticas de los usuarios