La Cordillera como símbolo

La Cordillera es una película de factura bastante decente, no sólo porque, como siempre, el monstruo del cine Ricardo Darín, se come la pantalla a su gusto, sino porque se muestra con cierto rigor, ese mundo tan ajeno a la mayoría de los mortales, que es el enrevesado encaje de la Política. La Cordillera de los Andes, en este caso, sirve de fondo simbólico para presentar ese universo cerrado al ciudadano de a pie, las alturas poderosas e inexpugnables que no podemos domesticar ni descifrar desde la pequeña realidad del suelo.

Se dejan en el aire dudas que el espectador debe resolver según su propio criterio, en una participación tácita, que es la única que se nos permite a los que andamos por la dimensión terrenal.