Buena apuesta, pero sin arriesgar demasiado

Aunque hayamos tenido que esperar casi tres décadas, la secuela que todos esperábamos por fin ha llegado. J.J. Abrams cumple con todas las expectativas: 'El despertar de la Fuerza' es divertida, entretenida, vibrante, nostálgica, ingeniosa y, en una gran cabriola fílmica, mezcla con asombrosa naturalidad la incorporación de nuevos y atractivos personajes junto con los veteranos y añoradísimos Han Solo & Co. Se agradecen la gran cantidad de muppets, trucajes y explosiones a la vieja usanza junto con el uso (y no abuso) de los efectos digitales allí donde es meramente imprescindible; lo viejo y lo nuevo, esta vez en el campo de los FX, combinan perfectamente.

Resulta muy inteligente por parte de Abrams y sus coguionistas incorporar el mito cinéfilo en la propia mitología de la serie: las hazañas de Luke, la Fuerza, son leyendas dentro de la propia historia. Sin embargo, y aunque el relato resulte de lo más entretenido y por momentos hasta vertiginoso, peca de un exceso de lugares comunes y de situaciones ya vistas en la trilogía clásica. Que una cosa es hacer inteligentes y efectivos guiños ?la primera aparición del Halcón Milenario, el hallazgo del sable láser- y otra ya es repetir esquemas narrativos. Dicho en pocas palabras: el guion funciona, pero tampoco arriesga demasiado.

'El despertar de la Fuerza' es un más que efectivo entretenimiento épico para toda la familia, que recupera el sabor añejo de la aventura galáctica, deja una magnífica sensación -después del irregular feeling de los Episodios I, II y III- y es, sin duda, un grandísimo acontecimiento cinematográfico para ir finalizando el año.