¡Qué guerra más tonta!

Al final de la película se dice algo así como "ya estamos igual que al principio", vamos... que el mensaje es que las guerras suelen servir de poco y aquí se usa como escenario tragicómico para narrar el cariño que le coge un soldado a una mula, y otros amoríos, ilusiones y tópicos de la España de esos años. Quizás por los problemas y retrasos de su rodaje, da la impresión de haber algunos cortes y algunos tiempos que no encajan muy bien; pero a pesar de todo el resultado es bueno. Se pasa un rato agradable y el tratamiento de la guerra es bastante imparcial. Los actores están muy bien, incluso los secundarios, destacando Mario Casas, para mi gusto en su mejor papel hasta ahora.