
Sentido y sensibilidad
Sin spoilers
La última película de Karim Aïnouz se ha convertido en una de las sensaciones del cine brasileño reciente. Lo avalan su triunfo en la sección Una Cierta Mirada del Festival de Cannes y sus múltiples premios en la Seminci de Valladolid. No en vano, ha sido la cinta seleccionada por la Academia brasileña para los Oscars. Por encima incluso de 'Bacurau', la salvaje propuesta de Juliano Dornelles y Kleber Mendonça Filho galardonada en Cannes o Sitges. No debe sorprender, ya que 'Bacurau' denuncia abiertamente las políticas de los Bolsonaros que pueblan Brasil. Además, 'La vida invisible de Eurídice Gusmão' es una propuesta mucho más accesible y sobria. Un melodrama clásico en lo narrativo aunque sugerente en el plano visual.
La historia de dos hermanas condenadas a no encontrarse jamás, que viven sus vidas creyendo que de la otra queda poco más que un fantasma del pasado. El filme se sostiene por la gran labor de sus dos protagonistas, Carol Duarte y Júlia Stockler. Ambas consiguen que el dramatismo nunca desparrame, aportando contención (y mucha humanidad) a su calculado guion y a la imaginativa puesta en escena de Aïnouz. El tramo final, un derroche de emoción algo manipulador, nos regala la presencia de la leyenda de la interpretación brasileña Fernanda Montenegro (nominada al Oscar por su recordado papel en 'Estación central de Brasil').
Un melodrama algo alargado, pero elaborado con mucho sentido del gusto y con gran sensibilidad emocional.
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