Lucha, coherencia y polémicas en la vida de Marcelino Camacho
Sin spoilers
Por Eduardo Molina Campano
La película-documental "Lo posible y lo necesario", producida por la Cooperativa cinematográfica registrada bajo el mismo seudónimo, supone ante todo un homenaje a la figura emblemática de uno de los fundadores de Comisiones Obreras Marcelino Camacho. Es una película que tiene el valor simbólico de haber sido financiada colectivamente en un esfuerzo común por escapar de la lógica mercantilista que falsea la historia y la realidad por la sempiterna supeditación del quehacer en general al objetivo de la rentabilidad económica. Bajo la dirección de Adolfo Dufour, el documental se transforma en película gracias a la interpretación teatral de Carlos Olalla y Gloria Vega. A su vez, Pablo Miyar, junto a la Orquesta de Córdoba, la acompaña musicalmente para hacer énfasis en las discontinuidades acontecimentales con el propósito de realzar los diferentes momentos transcurridos durante la vida del dirigente sindical. La metodología principal se apoya en una serie de entrevistas diacrónicas realizadas a los personajes más cercanos que rodearon a Marcelino desde su juventud hasta su partida física el 20 de octubre de 2010.
Combinando los elementos personales con los políticos la película logra resumir coherentemente la dura vida del líder obrero para retratar su personalidad humilde, austera, disciplinada, optimista, leal y comprometida con los intereses de la clase obrera en particular y de la democracia en general. Por la influencia de su padre, ferroviario del pueblo soriano Osma La Rasa, entra al Partido Comunista muy joven en el contexto de la Segunda República. Con el estallido de la Guerra Civil y con 18 años el documental narra cómo se tuvo que pasar a territorio republicano para combatir junto a su padre. Tras la victoria fascista, es encarcelado en un primer momento y luego trasladado a un campo de trabajo forzado en Tánger, de donde pudo escapar más tarde hacia Argelia. Es aquí donde conoce a Josefina Samper, su fiel compañera de vida y de lucha. Tras el indulto de 1957, ambos decidieron regresar a la Península para insertarse en la sociedad y participar de la lucha por la libertad contra el régimen de Franco.
Desde su puesto de fresador metalúrgico en la industria de la Perkins comenzó a organizar a los trabajadores haciendo entrismo en el sindicato vertical del régimen controlado por la patronal a través de la compra de los "enlaces" como interlocutores de los trabajadores. A partir de entonces Marcelino se convertirá en el principal promotor del sindicato de Comisiones Obreras, el cual había nacido espontáneamente varios años antes entre los mineros asturianos. En un contexto de permanente incremento de la lucha obrera y de las huelgas en las principales ciudades del Estado, es detenido y encarcelado durante 9 años en la cárcel de Carabanchel.
Tras la muerte del dictador el 20 de noviembre de 1975, Marcelino es indultado en un ambiente prerrevolucionario que obliga y presiona a la oligarquía española a iniciar un proceso de autoreforma que le permita sobrevivir y mantener el control del poder sin la presencia de Franco. "Ni nos domaron, ni nos doblaron, ni nos van a domesticar" fue la célebre frase que pronunció Marcelino tras su puesta en libertad. Así había sido. Empero este espíritu irreverente se verá matizado desgraciadamente por la connivencia existente entre los representantes políticos de la burguesía española, la UCD y los dirigentes de los partidos de izquierda tradicionales, PC y PSOE, Carrillo y González orientados a negociar una transición democrática impulsada por el propio régimen.
En mi humilde opinión la película logra transmitir y enseñar ciertos valores a través de la exposición de las grandes virtudes tanto humanas como políticas de Marcelino Camacho. Además recrea el ambiente de la época maravillosamente. Si me preguntaran ¿Qué faltó?, pues de eso se trata cuando se hace una crítica, diría que me hubiera gustado escuchar la voz de los críticos marxistas y anarquistas de la transición pues hubiera enriquecido el debate. No podemos pasar por alto, pues le haríamos un flaco favor a la historia, el hecho de que Marcelino cedió momentáneamente a la presión de los eurocomunistas con Carrillo al frente, y aceptó las imposiciones de los pactos de la Moncloa del 25 de octubre de 1977. Ello significó un golpe tremendo a los intereses de la clase trabajadora que tuvo que aceptar el despido libre y la temporalidad después de haber conseguido a sangre y fuego reformas muy favorables con la Ley de Conflictos Colectivos de 1975 y la Ley de Relaciones Laborales de 1976.
Tengo la impresión, quizás esté equivocado, que Marcelino cayó en una trampa que le habían lanzado los defensores del eurocomunismo, es decir, los partidarios de la socialdemocracia, que le llevó incluso poco después a ser desplazado del sindicato que él mismo creó. Sin duda fue un hombre honesto y muy comprometido, algunos dirán que la cara amable del estalinismo. Sí, pero en todo caso un estalinismo inconsciente porque Marcelino luchó siempre contra la burocracia de su propia organización sindical y política y eso es lo que cuenta. Otra cosa distinta es que algunos pequeños sectores internos que tienen aún como modelo a seguir a la Unión Soviética lo hayan utilizado para sus propios intereses.
Marcelino pudo haber tomado otra dirección tras su salida de la cárcel. Pudo haberse apoyado en el movimiento de masas obreras en ebullición y no aceptar los pactos de la Moncloa y organizar incluso una revolución socialista como en Portugal. El régimen lo sabía y trató de comprar a los dirigentes para evitarla. De ahí "la revolución pasiva" iniciada en los primeros meses, (Ley de Conflictos Colectivos de 1975 y la Ley de Relaciones Laborales de 1976), para evitar una revolución socialista por abajo que acabara con todos sus privilegios.
Empero, hay que ser honestos, la lucha por el socialismo significaba una nueva guerra civil. Muy pocos estaban dispuestos a ello. Los anhelos sociales ansiaban libertad y miraban más a una Europa democrática, así fuera capitalista, que al nefasto ejemplo del socialismo burocrático de la Unión Soviética. Esa es la paradoja de la historia. Esto lo olvidan muchas veces los grupos marxistas con orientación trotskista. La tendencia a la derrota histórica del socialismo ya se respiraba en Europa tras la dura represión de la revolución del 68 en Alemania, Francia e Italia y la traición en marcha en la Revolución Portuguesa. Abogar por una revolución ortodoxa al estilo bolchevique no era posible y tal vez Marcelino lo intuyó.
Críticas de los usuarios
Edula7
Por Eduardo Molina Campano
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