
Aires de thriller clasico, pero que se queda en nada...
Sin spoilers
Harry Mitchel sale de la cárcel y pretende iniciar una nueva vida, alejarse de todo aquello; pero al salir le está esperando un tal Billy, un amigo de hace años con el que hacía negocios sucios. Mitchel quiere ir por el buen camino, pero no le van a dejar. Mitchel se pone a trabajar para una actriz y pintora llamada Charlotte, le tiene que hacer unas reformas en su casa y donde también vive George, un tipo algo extraño y peculiar. La cosa va de gansters londinenses, de negocios y trapicheos; y diré que no me ha gustado del todo, la he encontrado bastante plana y va pasando sin prisa; también es verdad que a partir de la mitad se anima un poco mas, una auténtica vendetta, y llega a una recta final, que no está mal del todo. Pero ni con eso, me ha llamado mucho la atención; los protagonistas cumplen, pero tampoco deslumbran, tanto Farrell como KeIra Knightley hacen lo suyo, pero sin destacar mucho. Lo que si está muy bien es su banda sonora, con muy buenos temas musicales. Película pasable, con ese aire de thriller clásico, pero que se queda como en un intento de llegar a algo.
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