
Crítica | Blancanieves (Mirror Mirror)
Sin spoilers
El 2012 ha sido el año de Blancanieves. Hemos tenido ''Blancanieves'', la española película muda en blanco y negro que, a pesar de tener un concepto bastante original, se queda corta tanto en lo visual como en <<gancho>>. ''Blancanieves y la Leyenda del Cazador'', la asombrosísima superproducción protagonizada por Kristen Stewart, Charlize Theron y Chris Hemsworth, que a mi parecer era estéticamente espectacular y con una historia que engancha desde el principio. Y también hemos tenido ''Blancanieves (Mirror Mirror)'', que es de la que me ocuparé de hablar ahora.
Aunque todas con la misma base, las versiones que la princesa más bella del reino ha tenido este año han sido muy diferentes. La española con una estética seca y plana. La de Rupert Sanders, con una estética asombrosa y efectos buenísimos. Y esta, con una estética colorida y con toques de comedia.
Pero, no nos engañemos. ''Mirror, Mirror'' no cumple lo que dice en el tráiler y la promoción. No cuentan una <<versión completamente nueva>>. No, cuentan la misma versión de siempre pero con una estética completamente nueva.
Y si bien ya vimos hace muchos años, ''Blancanieves y los Siete Enanitos'', la versión de Disney más conocida. Esta película de Disney tenía una estética, no colorida, sino más bien alegre y <<contenta>> por decirlo de alguna manera. ''Mirror, Mirror'' tiene una estética alejada de todo lo demás. No es gótica y oscura como la de Kristen Stewart, no es seca y plana como la versión española, y no es alegre y contenta como la versión de Disney. Se mantiene en una orilla. Estética colorida, más no un toque propio.
En actuaciones tenemos a la siempre grande Julia Roberts (magnífica desde ''Pretty Woman'') en el papel de la madrastra. Un papel que se salva, pero que no termina de convencer como la gran mala del cuento que siempre nos dijeron. La de Disney era MUY malvada. Esa corona, esas uñas. Todo, la hacía ver como una bruja completamente aterradora, pero muy sexy igualmente. La Reina Mala de Charlize Theron, llamada Ravenna, era también malísima. Comía intestinos de pájaro, odiaba a su hermano y traicionó al padre de Blancanieves creando un ejército fantasma. Si eso no es maldad, que baje Dios y lo vea. Incluso Maribel Verdú (sí, por muy raro que parezca) hizo una versión malvadamente aceptable de la mala, ya no reina, encerrando al padre de Blancanieves en una habitación a oscuras, estando el hombre minusválido. Julia Roberts no consigue que veamos a esa Reina mala que tanto nos gusta. Su cometido es, obviamente, convertirse de nuevo en la más bella del reino. Pero sus métodos no son los mejores que podríamos imaginar. Es decir, parece una reina de mentirijillas.
En definitiva, una versión algo aceptable del cuento clásico. Muy, pero muy lejos del cuento original, gótico y oscuro de los hermanos Grimm, pero igualmente aceptable. Eso sí, tiene fallos, y bastantes.
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